El Museo Casa Colón de Canarias acoge los retratos de las Premio Nobel de Marcos Tamargo.
Patrocinado por Nobel Institute, el artista asturiano ha presentado hasta el 7 de febrero en San Remo sus obras dedicadas a las mujeres que han recibido este prestigioso galardón. Una exposición que podrá verse a partir del 11 de febrero en el Museo Casa Colón de Canarias, con los retratos de Marie Curie, Wangari Mathai y Alfred Nobel. Realizados en “luz negra”, una técnica que Tamargo ya utilizó durante cinco años para los Premios Princesa de Asturias, los retratos aúnan dos obras diferentes en un mismo lienzo ya que, al ser vistos con luz natural, se visualizan los logros de cada galardonada y, con luz ultravioleta, el retrato propiamente dicho.
Los Premios Nobel fueron constituidos en 1895 como última voluntad de Alfred Nobel, químico, ingeniero, escritor e inventor que registró en su vida 355 patentes, entre...ellas la de la dinamita. Desde su primera edición en 1901, 51 mujeres han sido galardonadas con el célebre premio.
En 2017, Belén Yuste y Sonnia Rivas-Caballero crearon la exposición itinerante Mujeres Nobel, que desde entonces comisarían con gran éxito, y cuyo objetivo es dar a conocer a la sociedad a todas estas mujeres que han luchado por un ideal y se han convertido en referentes mundiales en diversas disciplinas. La exposición cuenta con el patrocinio y apoyo del Nobel Museum, Nobel Institute, el Ministerio de Cultura, el Instituto de la Mujer y distintas universidades y embajadas de los países con mujeres galardonadas.
La última gran colaboración a dicha exposición ha sido la del artista asturiano Marcos Tamargo (Gijón, 1982) (http://marcostamargo.com/), embajador de la marca de pinturas Winsor & Newton en España, encargado de llevar al lienzo a todas estas mujeres, con una novedosa técnica que ya usó para retratar a los Premios Princesa de Asturias durante cinco años por encargo del Ayuntamiento de Oviedo. Dicha técnica, llamada “Move-Art” o “luz negra”, consiste en que bajo el mismo lienzo se esconden dos obras completamente distintas, en una, que observamos con luz natural, se pueden apreciar de manera simbólica los logros de cada galardonada, y otra, que solo puede verse en la oscuridad, es el propio retrato de la premiada.
El primero de estos retratos ha sido el de Maria Sklodowska-Curie, en el que Marcos Tamargo se ha inspirado principalmente en la biografía de Marie Curie avalada por su propia familia Maria Sklodowska-Curie. Ella misma, escrita por las comisarias de la exposición. Por otra parte, han sido los propios nietos de la científica, Hélène Kangevin-Joliot y Pierre Joliot, los que le han hablado de la vida más íntima y del trabajo de Marie Curie.
Ahora, Marcos Tamargo se encuentra inmerso en los retratos de la política y ecologista keniana Wangari Maathai, primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004, y el de la escritora española Concha Espina, que no llegó a recibir nunca este galardón aunque estuvo nominada en nueve ediciones. La escritora española y coetánea de la Generación del 98 forma parte de una sección final de la exposición que lleva por título “A punto del Nobel”. Además, Tamargo se ha ocupado en retratar también a Alfred Nobel.
Marcos Tamargo es un pintor que destaca por la seguridad de sus trazos y la sobriedad de sus pinceladas, que transmiten una enorme energía a su pintura, y por su lenguaje abstracto tan personal, que en algunos detalles recuerda la caligrafía poética. Pero, sobre todo, lo que revelan sus obras es la firme convicción de haber sido creadas con absoluta libertad, aquella que solo pueden ejercer los artistas que no quieren, ni saben, trabajar con dogmas ni reglas preconcebidas y para los que la propia práctica de la pintura es una experiencia vital y son capaces de dar rienda suelta a sus emociones más profundas a través del gesto pictórico y el uso del color.
En cierta manera, recuerda al informalismo español de los años setenta y ochenta, el de Millares, Tàpies o Lucio Muñoz, por su abstracción lírica, sus paisajes oníricos, la gestualidad y la materialidad de su pintura y, también, por la espacialidad de sus óleos. Porque aunque no pinte la naturaleza, ni en sus cuadros aparezcan hojas, tallos, flores, ni olas, Marcos Tamargo es un pintor del paisaje, que está ahí, en sus pinceladas, en sus manchas, en sus combinaciones, que producen metáforas y significados imprevistos, abstracciones que evocan la naturaleza, en una prueba más de lo relativa que es la frontera entre lo figurativo y lo abstracto. Una pintura que no solo está hecha para mirar con la vista, sino también para sentir con el tacto, para leer con las yemas de los dedos en sus líneas, sus hendiduras, sus heridas.
Y son precisamente las metáforas y significado imprevistos o la muy débil frontera entre lo figurativo y lo abstracto lo que está presente en su faceta como retratista porque Tamargo combina a la perfección la abstracción al plasmar los logros de la retratada y el realismo del propio retrato que se puede ver con luz negra.
Para Tamargo, Marie Curie representa la lucha contra la adversidad por eso en el cuadro digamos “abstracto”, el artista utiliza una vid como símbolo de la fuerza y de esa lucha, de esa vid sale una rama de rosal que proviene del mismo que ella plantó en vida enfrente a su laboratorio, y una tempestad que simboliza el dolor y la fragmentación que vivió esta mujer al tener que abandonar Polonia, su tierra natal. Cuando se apaga la luz, se puede ver su retrato, que destaca porque el artista ha sabido captar magistralmente la personalidad austera de Marie Curie.
En cuanto al de Alfred Nobel, Tamargo explica que se centró en la idea de que fue gracias a sus patentes y, sobre todo la de la dinamita, amasó una gran fortuna lo que le permitió crear los Premios Nobel. “Con luz natural vemos una explosión de la que salen letras y números, simbolizando que de un material a veces muy mortífero para la humanidad surgió la cultura en forma de Premios Nobel. Todas las letras y números que aparecen en la obra tiene distintos significados relacionados con su vida”, añade Marcos Tamargo.
Y para una de sus últimas pinturas, el retrato de Wangari Maathai, Tamargo comenta que enseguida empatizó mucho con esta mujer keniana porque su estancia en Kenia durante un año trabajando le marcó radicalmente en su vida personal y artística. La obra está compuesta por distintas naturalezas muertas que provienen de sus distintos viajes, en referencia a que esta mujer es una de las mayores ecologistas que conocemos, unas naturalezas que Tamargo funde con las masáis, unas mujeres de gran fortaleza, que caminan erguidas y firmes como si fueran bailarinas de ballet.
Imágenes de la Exposición
Alfred Nobel, 116 x 81 cm. Mixta sobre tabla — Cortesía del Museo Casa Colón de Canarias
Entrada actualizada el el 02 mar de 2020
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