¿Es posible volver a Bertolt Brecht sin sentir que nos quema el suelo, que la casa está en llamas?, se pregunta José Luis Gómez Toré, editor de su antología poética en Galaxia Gutenberg, cuyo título No pudimos ser amables es el de un verso del poema “A los que habrán de nacer”, escrito en los primeros años del exilio.. Coincidimos en que la propuesta estética de Bertolt Brecht continúa interpelándonos y que, del mismo modo que su escritura nos enseñó a leer históricamente, es preciso, y hasta urgente, permanecer alerta en un tiempo sombrío. Con este propósito nace el presente proyecto expositivo que es una toma de posición y la expresión de una imposibilidad: la de ser amables, refrendada y auspiciada por las obras de artistas que, a lo largo de sus trayectorias, han decidido mostrar con extrema lucidez aquello que permanece en la sombra y la fragilidad de un...orden que se desmorona.
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Gonzalo Elvira (Neuquén, Patagonia, 1971. Reside en Barcelona desde 2000) traza, mediante una secuencia de dibujos pertenecientes a diferentes proyectos, una cartografía singular que conjuga en torno a la figura de Bertolt Brecht fragmentos de historias de quienes con él compartieron un tiempo en guerra marcado por la destrucción y el exilio. Desterrados, confinados, deportados, proscritos, expatriados, relegados… en un mundo en llamas.
José Noguero (Barbastro, 1969. Reside en Berlín desde 1999) pinta los árboles de Berlín. Cada cuadro es un fragmento de la totalidad a la que remiten sus pinturas, resultado de una mirada anatómica, aquella que disecciona, sostiene Fernando R. de la Flor, la realidad en planos o cortes, desde el interior a la superficie, construyendo de modo estratigráfico la realidad del mundo. No es posible pintar los árboles de Berlín de otro modo. Lo supo Bertolt Brecht.
Josep Tornero (Manises, Valencia, 1973. Reside en Murcia) apela a la historia sin rodeos ni concesiones. Así queda de manifiesto en Love Will Tear Us Apart, un cuadro en el que se dan cita dos episodios coincidentes en 1925: la imagen pintada de Hitler, a partir de una de las fotografías de Heinrich Hoffmann, aparece inscrita en una composición que remite a los Bauhausbücher de Moholy-Nagy. A su llegada al poder Hitler clausuró la Bauhaus en la que Moholy-Nagy había introducido la fotografía.
Sara Quintero (Madrid, 1971) recupera el cuerpo violentado de Zoya Kosmodemyanskaya, ejecutada por el ejército nazi el 29 de noviembre de 1941, que la propaganda de Stalin convirtió en heroína del pueblo, y la sitúa en territorio ucraniano para dibujar el naufragio de Europa. Palestina es el paisaje en ruinas que acoge a la actriz Helen Weigel, la Antígona de Brecht, y a la escritora Elisabeth Hauptmann, responsable de la atención que el autor dedicó a las mujeres en sus obras.
Louisa Holecz (Londres, 1971. Reside en Zaragoza desde 2000) registra en sus pinturas sobre papel las huellas de la cubierta de una de las partituras de Die Dreigroschenoper -La ópera de los tres centavos- (1928) de Kurt Weill; y los ecos desvanecidos de las notas musicales de Das Woodbury-Liederbüchlein (1941) de Hanns Eisler, a quien Brecht reservó el estatus de mitarbeiter (co-trabajador). No es posible valorar plenamente el legado de Brecht sin hacer referencia a la música. Al igual que Brecht, Weill y Eisler sufrieron el exilio.
Lina Vila (Zaragoza, 1970) teje en mantas, que son mortajas, los desastres de la guerra con hilos rojos que dibujan el dolor de los demás, sin dramatismos, ni más escenificaciones que la presencia vulnerable de las heridas de cuerpos desterrados, violentados, humillados y vencidos. Exvotos que resisten al tiempo, atravesándolo. “Y, aun así, mientras el mundo apilaba emboscadas y mortíferos planes, a su pequeño modo el jardín resistía: se brotaba de mirlos, jilgueros, colibríes que iban, en plena ebullición, de una vocal a otra, en medio del caos, la semilla honda”, escribió Dickinson sobre la palabra guerra.
Javier Aquilué (Huesca, 1978) cita la obra El encuentro de Courbet para situar su autorretrato en un paisaje donde nada sucede excepto su caída, síntoma del fracaso del artista. Nadie saluda al señor Aquilué, solo y a la intemperie. La memoria como soporte imperfecto, la insistencia en desajustes, desequilibrios, vulnerabilidades manifiestas en el lenguaje corporal, y el presentimiento de algo indecible consecuencia o efecto de la “pausa sostenida” son algunas ideas que sustentan su proyecto de investigación El ojo vago.
Entrada actualizada el el 24 abr de 2024
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