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El Océano Atlántico, ese ojo en el que el sol se acuesta a descansar, habló desde siempre con la sociedad gallega, manteniéndola y ayudándola a crecer. Seis fotógrafos gallegos intentan recoger con esta exposición, los cambios sufridos en esta relación años después de la tragedia del hundimiento del petrolero Prestige.

El 19 de noviembre de 2002 el Prestige se parte en dos y se hunde, derramando miles de toneladas de fuel oil, lo que provoca la última de las mareas negras que sufrió Galicia. Una tierra caracterizada geográficamente por sus Rías - que le confieren una muy alta proporción de costa- y socialmente por su relación con el mar.

En aquel contexto de crisis económica y social, ante el engaño y el vacío institucional surgieron con una fuerza dramática dos sentimientos: el de la reconciliación con el medio natural y el de comunidad. La respuesta se plasmó en un movimiento social sin precedentes que se autoorganizó en grupos de voluntarios e incluso de espontáneos que retiraban el chapapote con los utiles de los que disponían, incluso con sus propias manos.

Desde el mundo de la cultura se articularon medios de respuesta, así los artistas participaron en la denuncia y en las movilizaciones con happenings, publicaciones, exposiciones... Entre estas iniciativas la fotografía fue uno de los agentes más activos.

Fué aquel un punto de inflexión donde parecía que se estaba creando un nuevo modelo de relaciones sociales y entre la sociedad y el medio, una nueva visión más harmónica y respetuosa del mar. Incluso llegamos a cuestionarnos nuestra visión antropocentrista de este océano Atlántico que fue nuestro principal motor económico en el siglo pasado y del que aún hoy dependen directa o indirectamente 250.000 familias en Galicia. Fue un tiempo de búsqueda... ¿encontramos alguna respuesta?

En el 2009, pasados 7 años, algunos fotógrafos rastreamos sobre la realidad gallega las huellas de aquel cambio de hábitos. ¿Hasta que punto se produjo esa nueva situación y en que consistió el cambio? ¿Cuál es la nueva relación entre la sociedad y el mar gallego?

Nuevas palabras, nuevas imágenes para viejos actores de un hermoso escenario clásico, retratadas a través de un puñado de ojos escrutadores para reintroducir de nuevo la reflexión, en un juego de espejos, de imágenes e identidades tan hondamente ligado al lenguaje fotográfico.