Como dejó escrito Paul Éluard y nos recordaba periódicamente una inquietante propaganda de colonia, "hay otros mundos, pero están en este". También hay otro Sant Boi, muy lejos de aquí. En una zona de Soria a la que llaman la Extremadura castellana, encontramos la ermita de San Baudelio, en tierras de Berlanga. Este singularísimo espacio fue, durante siglos, el centro de la Tierra de nadie. Fue el vórtice de una variable frontera de guerra entre el Islam y la cristiandad. En parte iglesia prerrománica, en parte mezquita mozárabe, San Baudelio es un enclave explícitamente telúrico, muy propenso a fantasías y a delirios. Pero el pequeño templo era, sobre todo, una especie de oasis de tregua en el fragor de una batalla aparentemente interminable. La propuesta de Xesco Mercé quiere compartir este espíritu, ser un espacio de debate espiritual y confrontación fructífera de contrarios. Y ser, más que nada, un lugar...fuera del mundo.
Todos los trabajos que componen esta muestra se hicieron en otro oasis del espacio-tiempo: el confinamiento de esta última primavera. Las obras realizadas sobre papel, en los meses de confinamiento duro (abril, mayo), dibujadas y pegadas sobre la mesa del comedor de casa del artista, en Esplugues de Llobregat, pertenecen a extensas series (más de 120 piezas) con títulos referenciales a aquellos tiempos de recogimiento pandémico : "Las variaciones Covid", "Las salidas del túnel", "La nueva normalidad", "Fase 3". Las pinturas de gran formato (de una serie de siete), realizadas en los tiempos felices de primera desescalada (julio), conforman la serie "Ritmo de contagio". Algún crítico, no sin ironía, las ha calificado de "Pintura bailable". Fueron pintadas en el taller que Xesco Mercé tiene en su pueblo natal, Ivars de Urgell. El taller de cada artista es siempre su santuario, su santabárbara y su laboratorio secreto. Pero es, ante todo, su oasis.
Entrada actualizada el el 13 oct de 2020
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