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La Galeria Joan Gaspar presenta en Barcelona una exposición dedicada al pionero del surrealismo André Masson es junto a Joan Miró, Max Ernts y Salvdor Dalí, uno de los pintores más celebrados del movimiento encabezado por el poeta André Breton. Entre 1925 y 1926, Masson y su amigo y vecino Miró, empezaron a pintar de forma medio automática y con sus grafías casi abstractas ayudarían a sentar las bases del naciente surrealismo. Este célebre pintor francés ha sido objeto en España de dos grandes antológicas, una en Barcelona, en “La Caixa” en 1985 y otra en Madrid, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en 2004.

Hasta el 29 de Marzo se podrán ver en la sede de Joan Gaspar en Barcelona, plaza Letamendi ... nº 1 una selección de 45 piezas de Masson, 18 lienzos -algunos de gran formato- y 26 dibujos, tintas, aguafuertes y litografías, que abarcan de 1946 a 1984 e inciden en algunos de los aspectos menos conocidos del célebre pintor surrealista, especialmente la obra realizada en la década de 1970 en la que Masson vuelve a sus propios orígenes. En muchas de estas piezas, se constata las concomitancias entre el artista francés y el expresionismo abstracto americano al que influyó decisivamente a principios de los años cuarenta. Los temas de las obras presentadas resumen bien la iconografía massoniana repleta de signos, caligrafías de inspiración oriental, insectos, hombres peleando, animales devorándose, peces y visiones erotizadas de la tierra.

André Masson nació en Balagny-sur-mer, en Oise. Estudió arte en Bruselas y, siguiendo el consejo del poeta Émile Verhaeren, se instaló en París. A raíz de la Primera Guerra Mundial tuvo que alistarse y fue herido en el frente. Estuvo ingresado en una clínica porque sufría trastornos nerviosos.

En 1922 regresa a París y es contratado por el célebre marchante Daniel-Henri Kahnweiler, galerista de Picasso, Gris, Léger, Manolo, Laurens y Togores, entre otros. En 1924, entra en contacto con el grupo surrealista encabezado por André Breton y pasa a ser vecino de Joan Miró en la rue Blomet. Con Miró se adentraran en la pintura automática que será la base del primer surrealismo. Hacia 1929 se distancia de Breton, pero en 1937 se reconcilían y Masson vuelve a formar parte del grupo surrealista ortodoxo.

En 1934 visita Andalucía y luego se instala una larga temporada en Tossa de Mar. Pinta visiones de Toledo, Tossa y Montserrat, así como corridas de toros. En 1937 regresa a París y cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, se traslada a los Estados Unidos, primero en Nueva York y luego en Connecticut. En Norteamérica ejercerá una notable influencia entre los artistas más jóvenes, que a la larga, crearán el expresionismo abstracto: Aschille Gorki, Jacson Pollock, Willhem de Koening…

Terminada la guerra, vuelve a París y frecuenta también Aix-en-Provence. En 1954 recibe en Francia el Gran Prix National des Beaux-Arts. En 1950 tiene lugar su primera exposición retrospectiva, junto con Alberto Giacometti, en el Kunstmuseum de Berna. En 1955 participa en la primera Documenta de Kassel. En 1958 el Albertina Museum de Viena organiza una retrospectiva de su obra grabada. Vuelve a ser invitado a participar en la Documeta de Kassel en 1964, año en que es objeto de dos grandes retrospectivas en la Akademie der Kunst de Berlín y en el Stedelijk Museum de Amsterdam.

En 1972 es invitado a participar en la Bienal de Venecia. El Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris organiza una antológica de sus dibujos y el mismo año el MOMA de Nueva York celebra una gran retrospectiva. En 1978 expone en la Kunsthalle de Bremen. A pesar de su edad avanzada, Masson seguirá pintando hasta el final de sus días. Muere en París en 1987, a la edad de 91 años. Su obra está presente en los museos y las colecciones de arte moderno más importantes del mundo.