En 1994, por medio de una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de 1988, se firma un protocolo que dará lugar a la implantación de la Zona de Actividades Logísticas del Puerto de Valencia (la ZAL). La implantación de la ZAL implica la expropiación de setenta hectáreas de huerta productiva, la deportación de seiscientas veinte personas y la destrucción de sus casas. Hoy, algunas de las casas siguen en pie, agrupadas en una de las parcelas del gran solar que quedó tras las expulsiones y los derribos. Se trata de elementos elegidos, protegidos y conservados para la puesta en escena de una narrativa cultural que parece haber perdido la memoria. Ofrecer la protección adecuada propone una reflexión en torno a los procesos de patrimonialización, sus formas de representación y a la producción de relatos sobre el pasado y para el presente. — Texto cortesía de la artista.