“En la sociedad patriarcal vivimos de un modo que es un peligro para la humanidad”
Adrienne Rich
En la trayectoria artística de Olga Diego (Alicante, 1969) se mantienen inalterables dos cuestiones: la constancia y la franqueza. El suyo es un trabajo continuo y firme que sigue unas líneas reflexivas muchas veces adelantándose a su tiempo, y cuya formalización y presentación se ha mantenido fiel a sí misma, sin dejarse guiar por modas.
En sus casi veinte años de trabajo, la preocupación por explorar otras corporalidades le ha servido de brújula a un corpus de trabajo que se ha movido entre el dibujo, la escultura o la performance, siendo la idea la que antecede al proceso y es este el que se adapta para plasmar el discurso. Así, desde piezas en vídeo hasta acciones, esculturas en materiales diversos o dibujos, la perseverancia en la carrera de Diego se estructura por esa fidelidad a su...propia exploración vital y artística.
En esta exposición en Set Espai d’Art, retoma esta multiplicidad plástica en la que se desenvuelve sin problemas, con una serie de piezas en vídeo, azulejo y gres, estas últimas presentadas por vez primera.
Los personajes protagonistas de las distintas obras se presentan como seres en los que es difícil determinar su género y en los que las variaciones corporales aluden, también, a ciertas figuras prehistóricas donde los atributos físicos eran exagerados o minimizados según lo que conceptualmente se quisiera expresar. A modo de figurillas casi totémicas y mitológicas, Diego parte de toda la tradición artística en la historia para hacernos dudar, pensar y observar que una misma figura puede ser, al mismo tiempo, muchas cosas. A través de contornos anatómicos difusos, en el trabajo de Diego ha habido siempre una constante investigación por desvelar las asignaciones y límites de la identidad sexual, precisamente con el objetivo de subvertir y posibilitar espacios de libertad, rompiendo con el canon heteropatriarcal que dictamina una relación unívoca en la dicotomía cuerpo / género.
Fue a principios de la década de los noventa cuando se popularizó una teoría queer que reflexionaba sobre la performatividad de los cuerpos y cómo las posiciones de género eran parte de ese disfraz que se performaba en los gestos. Autoras como Butler hicieron visible el constructo heteronormativo de una relación ficticia entre sexo y anatomía, abriendo una vía a subvertir esta norma impuesta.
En las piezas de esta exposición, las figuras en gres o azulejos juegan con su indeterminación, con la opción de combinarse con otras y convertirse en otra cosa, con el espacio de la duda; es justamente ese lugar de lo intermedio donde reside el interés del trabajo artístico de Diego, en la constancia de no abandonar ese interés por la no definición (que tan a menudo parece la solución más fácil) y la franqueza de llevar estas reflexiones no sólo a materiales como estos sino al cuerpo y su presencia directa, a través de una serie de vídeos anteriores.
Si, como señala Rita Segato, “el patriarcado es un orden político”, aquí se busca cuestionar ese orden a través de piezas diversas que habitan el mismo mundo de la posibilidad, ese paraíso intermedio entre tantas hipótesis no resueltas, esa zona gris donde la duda es política y transformadora. Esta exposición, que presenta piezas de Olga Diego mostradas por primera vez y algunas anteriores, es un alegato a favor de esos cuerpos múltiples e imprecisos que han soportado la carga de la incomprensión durante siglos y cuya existencia ha abierto la puerta a que esos lugares indefinidos sean algo más que una utopía.
Semíramis González
Entrada actualizada el el 15 feb de 2024
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