SET ESPAI D’ART presenta la exposición “Paisaje”, la primera muestra individual en la galería de la artista Ana Esteve Llorens (Valencia, 1975).
El proyecto “Paisaje amplía” la investigación iniciada por la artista en 2018 de lo que define como "Tejidos espaciales". Mediante esta nueva serie de obras la artista inicia una aproximación a la revisión del género paisaje donde los elementos que son generalmente parte del fondo pasan a un primer plano para convertirse en figura y acción. Empleando únicamente materiales naturales da continuidad a su investigación sobre las posibilidades escultóricas de las fibras, acercándose a una abstracción que define como espacio de acción, inclusión y libertad.
En el proyecto "Paisaje" Ana Esteve Llorens propone nuevas formas de acercarse a la creación artística y a géneros clásicos del arte, como el paisaje, empleando técnicas de producción textil, históricamente relegadas a un segundo plano. Con ellas, la artista reclama nuevos espacios, el propio...de las obras y el ofrecido por los títulos donde incluye citas de escritoras y pensadoras feministas que se establecen como referentes en su trabajo.
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Ana Esteve Llorens (Valencia, 1975) llegó a Estados Unidos gracias a una beca Fulbright y obtuvo un MFA en Escultura y Medios Extendidos de la VCU (Virginia Commonwealth University). Ha sido galardonada con numerosos premios y becas, entre los que destacan el premio a la excelencia de AMEXCID y la beca de la Fundación Arte y Derecho. Ha sido artista residente en Yaddo en Nueva York, la Casa Velázquez en Madrid y el Instituto Nacional de Bellas Artes de la Ciudad de México, entre otros.
Vive entre Austin (Texas) y Valencia.
El trabajo de Ana Esteve Llorens comprende instalación, escultura y fotografías creadas en referencia al espacio que ocupan y al cuerpo humano. A través de la reinterpretación de formas existentes, la artista propone una indagación sobre la naturaleza y comprensión del tiempo, desafiando su consumo y ofreciendo espacios materiales que relacionan historias personales y colectivas.
La investigación de materiales a menudo vinculados a épocas y geografías lejanas juegan un papel crucial en sus proyectos. Revisando antiguas técnicas artesanales y entrelazándolas con procesos escultóricos, Esteve Llorens compone obras que desafían las nociones formales y conceptuales de origen y pertenencia, contrastando naturaleza con cultura.
En 2015, la artista comenzó a trabajar con hilos y técnicas de tejido que encontró al vivir y viajar por México, combinándolos con los de su España natal. Desde entonces, ha seguido investigando y representando las posibilidades escultóricas de las fibras.
Las piezas amplían el potencial expresivo y espacial de los textiles, llevando la intimidad de lo hecho a mano a una escala escultórica. Los planos flexibles reclaman y toman espacio y se les otorga tridimensionalidad.
Tejer se convierte en una forma activa de pensar. Consciente de la obra de figuras clave en la historia del arte y el diseño, como Anni Albers, Florence Knoll o Jackie Winsor, entre otras, y haciendo simultáneamente con cuerpo y mente, la artista desafía los preceptos modernos que definieron la abstracción en sus inicios. del siglo XX. Un conjunto de reglas predefinidas y una forma geométrica proyectada contrastan con un resultado orgánico y flexible.
El hilo-línea se toma como elemento compositivo fundamental en toda obra. Las líneas definen direcciones que se pueden truncar, unir puntos, dividir superficies y ofrecer múltiples configuraciones en su forma y trayectoria.
Los colores, según las condiciones de la estación, llevan consigo la memoria de los lugares y de su elaboración: temperatura, humedad, calidad del agua. Cada color es irrevocablemente único y presente.
Los hilos crudos, recolectados y encontrados, como el algodón, el yute y el cáñamo, se combinan con hilos de algodón teñidos naturalmente y se instalan tensos en un telar de cintura. Las superficies se tejen lentamente a mano mostrando y ocultando la urdimbre y la trama, adquiriendo formas a medida que los hilos se comprimen y expanden a lo largo del proceso. Luego, los textiles resultantes se cosen cuidadosamente sobre la tela y se estiran y montan sobre madera contrachapada acolchada con espuma. Un marco de álamo hecho a medida subraya las formas finales.
Cada pieza se convierte en un lugar, con una densidad, un diario de líneas en movimiento, el registro de una actuación en el tiempo. Capas de tiempo se yuxtaponen en superficies que reclaman espacio; el tiempo de los materiales, el del proceso y el tiempo real del espectador.
