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Paisaje Secreto es una investigación sobre los espacios que ofrecen las casas de los coleccionistas de obras de arte. Para dar una unidad al proyecto he elegido preferentemente colecciones especializadas en Arte Contemporáneo.

Paisaje Secreto es una reflexión sobre estos espacios privados que ... transcienden al espacio social en el sentido de que manifiestan una situación histórica contemporánea. He fotografiado los espacios donde viven, y he dejado aparte, los almacenes o los apartamentos que pudieran contener obras solo para exhibirlas. En este proyecto, propongo destacar y prestar atención a esa mirada que estas casas particulares nos ofrecen: instalaciones creadas por los coleccionistas reuniendo obras a modo de objects trouvés. Todas ellas tienen características comunes: viven allí, conviven en el mismo espacio que los objetos y lo llenan de cosas que encuentran y buscan. Las obras de arte conviven en una cotidianidad diferente al ritual que normalmente hacemos del arte.

¿Qué ocurre cuando esos espacios son colocados como objetos de contemplación (a través de la imagen fotográfica) al ser trasladados a un espacio publico destinado solamente al Arte (como por ejemplo un Museo, o una galería)? Mi propuesta es pues, hacer visible estos espacios, que normalmente no lo son, y colocarlos uno junto a otro para intentar ver cuales son esas características comunes que les unen y les separa para, así pues, comprender el papel, el proceso y el desarrollo que el espacio del coleccionista tiene en el arte, en la obra de arte y en la historia. La reunión de todas ellas, a través de la fotografía, transforma esos espacios efímeros en un nuevo lugar en donde la imagen total es un solo espacio permanentemente dedicado a la observación y comparación, donde las ideas de: obra de arte / posesión / tiempo / poder / moda / ocultación / deseo / decoración, nos permiten entrar en discursos sobre el coleccionismo y su entorno.

La pieza Paisaje Secreto consta de 60 imágenes fotográficas de casas de coleccionistas de América del Norte, América del Sur y Europa. Estas imágenes se representan detrás de marcos de puertas y ventanas de medidas variables. Pertenecen a grandes colecciones y se pueden contemplar en ellas parte del arte contemporáneo que se realiza en este momento. Son piezas que en su mayoría encontraremos, en un futuro, en los grandes museos. Estas fotografías nos enseñan una forma de coleccionar perteneciente al final del siglo XX y principios del XXI. […]

La pura visión de las obras es la global visión del coleccionista. Todo se mueve bajo su identidad y su personalidad. Las obras pasan a ser el reconocimiento de una época, una ideología, etc. Nos encontramos en estas casas delante de reivindicaciones sobre la identidad, sobre la sexualidad, sobre la moda, sobre posicionamientos políticos y sociales, sobre ideologías. En ellas volvemos a ver la forma de exposición del siglo XIX.

La casa del coleccionista está normalmente señalada con la unión de todas las obras. No hay línea divisoria como ofrece la galería o el museo, sino que se entiende como conjunto. El objeto dentro de la casa del coleccionista, no es tratado como en el museo, se puede tocar, está al lado de los juguetes de los niños, pierde un poco su condición de objeto sagrado. La manera convencional de colgar los objetos en muchas casas es modificada, la libre disposición que despliega el colector es organizada bajo el influjo de su necesidad de observación, de su necesidad de mirar. Un muro de una casa se convierte en fuerza importante de riqueza conceptual, pero a diferencia de los museos o las galerías donde sólo se puede ver, en la casa de los coleccionistas se poseen, las observan en silencio, en su espacio íntimo. Cuando ellos compran los objetos ya han pasado al estatus del reconocimiento, es en ese momento en el que el objeto se acerca al habitáculo del coleccionista.

Desde luego hay varios factores que condicionan y exigen ciertas características o variables: el continente de alguna manera condiciona el contenido, por las medidas, hay que vivir dentro del habitáculo y habitarlo; compartir espacio con los elementos cotidianos, etc., En cuanto a los factores de selección y los parámetros que mueven a los coleccionistas a crear sus colecciones son muchos y variados. En muchos casos la compra, en un inicio, era para decorar sus casas, pero siempre ocurre algo (la extrañeza) que hace que se convierta en un hábito. Quizás se deba al poder de la contemplación en solitario, o al habitar los objetos, ya que comienza el interés por crear una colección que por sus características evolutivas, de gusto, etc. nunca se acaba.

El coleccionista queda atrapado a una necesidad que sólo se liberaliza si la posee. La necesidad de poseer todo aquello que él considera que falta y en donde siempre hay una dirección, sobre todo cuando se cree que tiene que formar parte de ese todo que se intenta organizar y crear. Es un impulso que se convierte en indispensable y se revela como una necesidad para la colección. Es una obligación, es una prioridad. Así pues, poseer será la libertad ante ese opresor deseo que llegará a modo de conquista.

El poder que infla al colector se nota en cómo compra y cómo puede elegir obra. Aquí la diferencia del proceso es significativa. He encontrado colecciones importantes formadas en poco tiempo y colecciones que han sido creadas detalladamente, buscando y conquistando cada pieza de la colección.[…]

En Paisaje Secreto estamos delante de momentos provisionales y transitorios de la construcción de una colección. Los espacios de las casas de los coleccionistas están siempre en un proceso de construcción siempre buscado y deseado y siempre incompleto. Este tiempo de la vida de las obras de arte en las casas de los coleccionistas es un tiempo especial y extraño. Los objetos ya pertenecen a un exterior, siempre interpretado, con un entorno diferente que modificaran y en algunos casos ampliaran sus significados. Esta serie de encuentros y desencuentros entre obras que se producen en estos lugares son creados por los impulsos del deseo y para un beneficio emocional que los coleccionistas buscan provocar en su entorno privado.