A Salva di Marte lo consume una poderosa fascinación por la Ciencia Ficción clásica y el Retrofuturo; pero también por los monstruos y miedos arraigados en el imaginario colectivo. Aquellos seres que solo hace falta insinuar levemente para traerlos de lleno a nuestra imaginación. Junte todo esto con un lenguaje visual propio de la cartelería de cine de serie B; súmele su gusto por el estilo Cartoon de los años 50 del siglo XX; un pequeño –o no tan pequeño- toque del más castizo cómic patrio… y el resultado es esta divertida exposición que se regodea en el manierismo y los lugares comunes propios de los géneros cinematográficos que aborda. Una auténtica carta de amor al séptimo arte mediante estos carteles serigrafiados de películas que nunca existieron; pero que, probablemente, debieron existir.