'De lo que le falta al tiempo' no deja de ser exactamente lo que describe, una exposición resultado del hiperactivismo crónico de su autor, en su lucha por escudriñar cada décima de segundo de un tiempo pleno. Una lucha basada en una actitud que busca la superación y no la lamentación, al comprobar cómo se escapa la energía vital de la juventud que permite el trabajo sin límites. La calma de esta exposición es la derivada directamente de la desenergetización causada por la compresión del tiempo que sufrimos en la vida actual, y de la que por supuesto tampoco se escapa el artista.

Pedro Lozano en su batalla individual contra nada, se parapeta en la práctica de todos los ámbitos plásticos. Se intuye una clara metodología en esta muestra, un proceso que se ... nutre con diferentes herramientas sin desdeñar ningún resultado.

Parte de una aproximación pura a la pintura como necesidad primaria existencial y como naturaleza inicial, reivindicada continuamente por el artista, para lo cual nos presenta tres obras de gran formato, que son la consecuencia de su anterior exposición en la galería Aleph, (en la que sólo nos ofreció pintura cuyo leit motiv era realidad simbólica como argumento de una realidad que Pedro ponía en cuarentena y desmenuzaba conceptualmente con su ironía característica). Estas tres obras enganchan con su teoría de las estructuras, donde regresa a la pintura pura, al gesto, donde los materiales utilizados remiten al acto básico de la propia y banal existencia.

A partir de estas pinturas (resultado de la reivindicación de la presencia en la realidad) obtiene fotográficamente las imágenes que se convertirán en los mapas o texturas digitales, con los que Pedro retoma el control mediante la tecnología, de lo que había surgido casi casualmente en la concatenación de gestos puros que esgrimían el hacerse presente en la realidad, y los actualiza y aquilata asumiendo el manantial inagotable que ofrecen las nuevas tecnologías. Pedro Lozano o también podríamos decir Peter Pan, sigue trabajando o jugando, mejor dicho, con sus juguetes, y en esta ocasión los convierte en mallas tridimensionales (para lo que utiliza un escáner 3d prestado por el centro de cálculo de la Universidad Complutense de Madrid), trasladando estos objetos a una nueva realidad de existencia virtual, infinita de posibilidades plásticas. Y es en este momento en el que se funde todo y todas las técnicas buscan un único fin, generando paisajes virtuales de una realidad que podemos creer o no. El mundo está lleno de situaciones tangibles o no, y es este 'no' el que más interesa en esta exposición, nos cuentan las cosas que suceden mas allá de nuestros hogares y fronteras y las creemos porque las vemos en los medios de comunicación, ¿pero suceden de verdad?. Esta nueva conciencia de la realidad es a la que Pedro Lozano hace referencia en sus fotografías virtuales, en las que todo es real pero paradójicamente no existe una cámara fotográfica.