Sobre la exposición, Gilda Di Crosta escribe: “La escena se repite: un jarrón o un vaso con flores sobre un fragmento de superficie de apoyo y un fondo liso o azulejado. En cada una, las flores están de pie, segadas, fuera de su hábitat, expuestas de pleno ante quien las observa. Unos conjuntos más generosos que otros, alternan la mesura y la exuberancia de la vida vegetal. En la repetición, la variación se sucede en los colores y tipos de flores, en los diferentes jarrones o vasos, que a su vez, en algunos de ellos se reiteran imágenes de flores o se esboza un episodio, la lisura o la transparencia. Lo visible en cada uno de los pequeños cuadros cifra aquello que va a suceder inexorablemente: la degradación de la epifanía de frescura y esplendor […]. Y lo invisible: la fragancia, el árbol o la planta original, donde la flor...es el destino venturoso. Estas Pequeñas pinturas de flores se presentan como potlatchs florales, ofrecidos en sacrificios domésticos al ornato y el gasto puro.”
Entrada actualizada el el 06 mar de 2019
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