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La exposición, ubicada en el primer piso, en la sala Philip West, nos acerca al mundo interior del artista que a través de una serie de figuras presentadas a modo de ventana, nos permite 'asomarnos' al yo interno del autor. Éste articula un espacio privado, el cuerpo-casa que sirve de diálogo entre el artista y el espectador, y que funciona de contenedor para el alma y el espíritu, que en ocasiones presenta una casa perfectamente conservada y otras en estado ruinoso. Se unen las distancias entre dos mundos: el mundo interno y personal y el externo, se acerca a lo mínimo y a la inmensidad, creando algo nuevo con las ideas que llegan del mundo inconsciente y subjetivo.

De esta forma, Philip West nos ... muestra una imagen introspectiva, sacando el máximo partido al mundo mínimo e íntimo de la vivienda como rincones y cerrojos, teniendo como elemento base el sueño. Mediante distintos planos que subdividen la obra horizontal y verticalmente, se presenta espacios interiores llenos de recuerdos, casas que sirven como metáfora poética de un cajón donde la memoria permanece y aviva el inconsciente.

En el interior de estas casas, a veces escondidas y ocultas, suceden acciones que repletas de significados y simbología, tienen mucho que ver con el mundo de la intimidad y la higiene personal, mundo que se oculta intramuros con un elemento simbólico fundamental, el agua, algo que se muestra destacado en otras obras del artista. Se presentan espacios para las pasiones y el sexo, dentro de un binomio que Philip West relaciona directamente y presenta unido: el amor y la muerte.