"Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos a quienes odiamos. Por la misma razón, pues, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos a quienes amamos. Cuando me embarqué ya conocía este principio atroz. Pero hay verdades que no merecen nuestra atención, y hay otras con las que no conviene mantener diálogos" Así empieza la novela de Albert Sánchez Piñal, un islote perdido en medio del océano es el escenario de la adaptación de un hombre frente aquello que no entiende: otro hombre, otros seres y un paisaje desolador en el que debe insertarse y reconocerse. En cierta forma Nebojsa nos plantea una exposición donde el espectador deberá superar ese primer extrañamiento ante pinturas perturbadoras, obligado a recorrer las salas donde la figura del infante -como personaje central- nos fuerza a construir parte de su relato. Personajes borrosos y místicos cuya atmósfera se va volviendo más densa y oscura, espacio...misterioso abierto a un número posible de constelaciones sociales. Piel fría es una investigación del mundo de la infancia y su búsqueda de identidad. Dermis que crece como elemento definitorio de quiénes somos, piel en un estado no-natural, envuelta en un vacío para tornarla azulada, esa nada que funda, lo que sin ella, carecería de relevancia y permite que lo importante actúe en segundo plano de forma subliminal.' Despotovié trata al cuerpo en Piel fría como mímesis de la humanidad, el temor y la catarsis, como diría Freud a través de escenificación de la tragedia se desvela el conflicto. Esta teatralización es a la que se enfrenta el espectador, explorar en lo siniestro para acercarse a lo bello. Piel fría se inicia con la presentación de dos pintura de medio formato y gran formato Sin título, 2013 y Empty set, 2012 ésta última nos presenta un adolescente sentado en un jardín, aparentemente no hace nada, sólo nos mira. Si nos detenemos por más tiempo sobre el collage podríamos llegar a la conclusión que quizá ese niño no está simplemente sentado, tal vez y solo tal vez, se esconda entre las ramas y acaso ese jardín oscuro no sea un bonito lugar donde refugiarse. Aquí es donde el artista serbio ahonda en la condición del hombre para descubrirnos el lado más inhumano que es profundamente e irremediablemente, humano. La muestra avanza y el espacio se oscurece. Grandes pinturas cubren las paredes, éstas se pliegan sobre sí mismas para desvelarnos personajes en un extraño proceder. Nebojsa Despotovié invita a que cada uno de nosotros complete con su propia experiencia el entendimiento de lo que es humano, su reflexión entre el ser y el no ser, la forma y lo informe y la vida y la muerte recae en el cuerpo humano, esa Piel fría que es el objeto que acumula miedos y temores. Para esta muestra contaremos con la colaboración del escritor Luis Mey (Buenos Aires, 1974) autor de Los abandonados -novela elegida por la Subsecretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires para formar parte del libro Doce narradores argentinos representando a Argentina en la Feria del libro de Frankfurt 2009-, Las garras del niño inútil y En verdad quiero verte, pero llevará mucho tiempo. Acaba de recibir el Premio décimo aniversario de la Revista Ñ (Alfaguara) con su última novela La pregunta de mi madre.
