Olaf Pla Gracia (León 1962). Cuarta generación de fotógrafos en la familia Gracia. El bisabuelo Germán Gracia, el abuelo Pepe Gracia y continuando la saga su madre Belita Gracia.

Olaf colabora actualmente para diversas publicaciones, en las que no solamente fotografía, sino que también escribe. Compagina su tiempo libre con su grupo de rockabilly (Olaf y los Bidones) y con su otra pasión: el deporte del rugby, al que sigue vinculado, aunque ahora ya no como jugador, sino como árbitro. Su amor por la fotografía le viene desde niño, cuando veía al abuelo en el estudio rodeado de cámaras y líquidos como si de un alquimista se tratara. El factor humano: la persona, es lo que más le gusta captar con su máquina. El retrato con mayúsculas; igual que sus antepasados. Dice que los ... viajes a lo ancho del planeta le están proporcionando otra visión del mundo. 'Deja que el mundo te cambie y podrás cambiar el mundo' (Ernesto Che Guevara).

>Por la cara

Alguien dijo en cierta ocasión que la cara es el espejo del alma, afirmación con la que estoy completamente de acuerdo. Los más de veinte músculos faciales que posee el rostro humano son capaces de expresar con total fidelidad los diferentes estados emocionales que toda persona puede desarrollar, convirtiéndose así en un fiel vehículo de comunicación no verbal. Solo cada uno de nosotros sabemos lo que sentimos en cada momento pero la gente que nos rodea tiene una especie de acceso indirecto a nuestro mundo interior gracias a la expresión de nuestra propia cara.

Personalmente considero el retrato como un arte dentro de un propio arte, basándose este en tres pilares fundamentales para llevarlo a cabo: dialogo, respeto y empatía.

Si de fotografiar a alguien se refiere, no me vale con preguntar antes si mi cámara de fotos puede captar un rostro determinado, una actitud, un momento, sino que además, la interacción con el modelo que tengo enfrente se debe llevar a cabo con naturalidad y con cierta fusión entre ambas partes, con una complicidad sin la cuál sería imposible llevar a cabo esta acción. Una mirada, una sonrisa, un sencillo gesto de afecto, un dialogo en el que no necesariamente, como he dicho con anterioridad, puedan intervenir las propias palabras. No es mi intención dar lecciones a nadie, nada más lejos de ello pero a lo largo de muchos años he vivido múltiples situaciones que me han molestado por la falta de sensibilidad cuando una persona con cámara de fotos en mano invade sin consentimiento la intimidad de otra.

Después de cada disparo, tras el apasionante sonido del obturador de mi vieja Pentax, puedo asegurar que tengo un nuevo conocido y las palabras de agradecimiento son algo indiscutible por permitirme disfrutar unos instantes ante la magia del factor humano. Viajar me ha enseñado mucho y una de las cosas ha sido precisamente este acercamiento a las personas sin ofender, respetando y valorando su generosidad, su confianza en mi trabajo. Creo que fue Albert Einstein el que dijo en cierta ocasión algo así como: 'lo más incomprensible del mundo es que sea comprensible', frase que se podría extrapolar perfectamente al tema que nos lleva con un: 'lo más incomprensible del rostro humano es que sea tan comprensible'.

Por La Cara es una muestra de retratos realizados durante varios años en diversos países del mundo y como consecuencia, ante diferentes culturas. Algo tan sencillo pero a la vez tan complicado como mostrar fotografías de personas, creo que es una buena forma de entrar en el fondo positivo que el ser humano tiene en su interior. Espero haber acertado en la elección del portafolios que presento provocando así algún tipo de sentimiento en el espectador, hecho con lo que ya me vería sobradamente compensado.