Pintar-soñar. Estos cuadros son sueños planteados desde la consciencia de la razón. E interpretarlos como yo pretendo, es una empresa inútil. Por tanto, llevémoslos a nuestro propio espacio onírico y dejemos que hablen solos. Mirémoslos y cerremos los ojos. Shhh... ¡¡Silencio, silencio!! Oigamos su respiración, el delicado aleteo de los pájaros, dejémonos seducir por eso que llaman la vida secreta de las plantas y apartemos las preguntas. Y si topamos con esa inmensa melancolía que parece presidir esa esfera del mundo, no nos asustemos y dejemos que se exprese eso que sabemos que no podremos descifrar, pero que sí vamos a entender si no le hacemos preguntas. Quizás esté allí esa extraña desazón que porta toda vida, el misterio de las flores simples y esas otras de nombres extraños, la imposibilidad de un jardín que nos imponen cuando somos pura floresta y en general nuestra amarga aceptación de haber perdido...el paraíso que, sin embargo, sentimos que aún vive dentro de nosotros.
Entrada actualizada el el 29 ago de 2018
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