Javier Balda (Pamplona, 1958) heredó su afición a la pintura de su padre, un conocido dibujante y pintor navarro; desde la década de 1980 ha llevado a cabo numerosas exposiciones (Sala de Cultura de Caja Navarra, Museos Gustavo Maeztu, de Estella, Jorge Oteiza o San Telmo en San Sebastián, o galerías como Altxerri, Kribia, Lekune o Salvador Díaz, etc.) y ha participado en varias ediciones de ARCO.
Numerosas colecciones privadas y públicas poseen obra de Javier Balda, como el Museo de Navarra, el Museo de San Telmo o el Museo Artium de Vitoria, además del Parlamento de Navarra, Hospital General de Navarra, Caja Vital Kutxa, Caja Burgos, Ibercaja de Zaragoza, Stock Arte de Madrid o Ernesto Ventós de Barcelona.
En la pintura de Javier se traslucen sus estudios de arquitectura, sus plantea-mientos plásticos se apoyan en la idea de crear nuevos espacios, y sus cuadros se resumen en diferentes formas que se...van superponiendo unas sobre otras y ganando en volumen y color.
En estos tiempos de pandemia y confinamiento, el azar y lo aleatorio han ganado protagonismo en la obra de Balda, especialmente en la combinación de formas y colores. Se trata de construir imágenes sobre soportes determinados, a veces parece que son pinturas que quieren ser esculturas ganando una nueva dimensión.
Como describe el propio artista, «el color se vivifica en la cercanía de frutas, peladuras y cáscaras; cualquier imagen es adecuada para anular sus significados y ser soporte de irrealidades, pliegues y manchas».
Entrada actualizada el el 15 dic de 2021
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