La Fundación Laxeiro presenta este proyecto de Miguel Mosquera (Orense, 1953), en el que se hace eco de la ola de incendios que asolaron el sur de Galicia en octubre de 2017. El artista llama a la reflexión sobre esta problemática que parece definir un aspecto de la relación de la población con el territorio.
En octubre de 2017, Galicia sufrió una ola de incendios sin precedentes. En apenas unas horas, el fuego se extendió por todo el sur de Galicia y se cobró cuatro víctimas mortales, obligando a evacuar pueblos enteros y barrios y parroquias del ayuntamiento de Vigo, además de dejar un paisaje desolado difícil de olvidar.
El artista Miguel Mosquera (Orense, 1953) se hace eco de aquel desgraciado suceso, y nos ofrece un proyecto expositivo en el que, siguiendo una estrategia formalmente híbrida, entre la instalación, la poesía visual y el documento, construye una crónica que, a partir de...los datos objetivos, apela a la emoción para fijar lo sucedido en nuestra memoria colectiva.
Con una amplia trayectoria que arranca a finales de los años sesenta en forma de pintura y que va evolucionando hacia el ensamblaje y el collage, en esta exposición, Mosquera nos propone una inmersión en lo sucedido, a partir del dominio lingüístico del ensamblaje que ahora expande, tanto físicamente, ocupando las tres dimensiones del espacio expositivo, como en la manera de materializar los contenidos, combinando la objetividad de los hechos, a manera de cónica visual, con la subjetividad de las implicaciones emocionales que esos hechos transmiten y que posibilita su tratamiento simbólico.
Con esta estrategia en los planos formal y argumental, Mosquera busca una implicación del público, utilizando el lenguaje artístico para hacernos reflexionar sobre la problemática de los incendios forestales, infelizmente tan cotidiana en Galicia y, cada vez más amenazante, por diferentes causas a las que ahora hay que sumar también la del cambio climático.
Subyace en esta propuesta una invitación a la reflexión sobre nuestra relación con el medio natural, pero también, sobre la relación con nuestro propio territorio como país y, como consecuencia, una nada complaciente llamada de atención, por una parte, sobre la forma de construirnos como pueblo, a partir de un evidente desapego con el territorio y, por otra, con respecto a una actitud en constante contradicción entre el medio rural y el medio urbano, este último, un hecho que define también una contradicción endémica entre nuestra cultura tradicional y nuestra cultura contemporánea.
La exposición se compone de tres elementos bien diferenciados:
• Imágenes de mapas de algunos de los territorios afectados, en los que se sobreimprimieron mensajes objetivos, referentes a fechas, hectáreas y localizaciones, y mensajes poéticos, o reflexivos, que expresan algunas de las ideas básicas que, para el artista, son causa o efecto de este fenómeno, además de imágenes, a veces sobre los mapas, de elementos definitorios del territorio, como frutos u hojas de árboles, y otras veces, elementos definitorios de la extinción de incendios, como siluetas de helicópteros, señalización de fuego, etc.
• Telas colgadas con impresiones fotográficas de imágenes del paisaje forestal después de ser quemado.
• Cajas de cartón, instaladas en mesas que, a modo de poema-objeto, o también de prueba pericial, contienen cenizas u otras pruebas materiales de lo sucedido, envasadas al vacío y catalogadas con el lugar y la fecha de la recogida, acompañadas de un mapa de localización y un poema, firmado por alguien de este grupo de colaboradoras y colaboradores: Carlos de la Era, Benito Eladio Fernández Rodríguez, Fernando Hierro, Celia Parra, Adela Figueroa Panisse, Armando González López, Ángel Pastro, Alfonso Aydillo o Juan Seoane.
La interacción de estos tres elementos principales consigue articular una retórica que apela a la concienciación del público, sin perder su interés artístico que, en este caso, lo encontramos en el juego de los cambios de contexto de los objetos testimoniales y de los documentos cartográficos, intervenidos con un lenguaje próximo a la publicidad y también, a la dimensión poética de las cajas de cartón, en las que, una vez abiertas, asistimos a un despliegue de sentimientos expresados con la palabra y el objeto físico.
Entrada actualizada el el 30 may de 2023
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