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La muestra es un compendio de reflejos de la realidad transformados en pinturas, esculturas, fotografía y técnicas mixtas. Obras que buscan el estímulo y la respuesta del espectador al verse reflejado.

Como si de espejos cóncavos y convexos se tratara las obras de estos cuatros artistas nos devuelven una mirada de la realidad distorsionada. Para ello se valen de la contraposición entre la arquitectura y el individuo, la descomposición y reconstrucción de la figura femenina, la mezcla de géneros y técnicas y deformación del cuerpo humano. Una distorsión que nos hace reflexionar sobre nuestros principios y reglas, la búsqueda de metas, la relación con el entorno y hasta sobre nuestra propia identidad.

Reflejo de las fotografías en blanco y negro de ... arquitecturas humanizadas de Paco Sancho; reflejo de pinturas de féminas surrealistas de Lorena García; reflejo de estilizadas y dislocadas esculturas de Julián Ortiz; y reflejo de pinturas abstractas fusionadas sobre metal de Luis González; que nos adentran en un mundo de distorsión subjetiva, percepción interior y expresión artística.

Una exposición de 'Reflejos' que se convierten de destellos involuntarios en nuestro interior inconsciente.

LUIS GONZÁLEZ BOIX

Licenciado en Bellas Artes y especialista en Ilustración, Luis González Boix, tras varias exposiciones en diferentes centros artísticos y galerías de la provincia de Valencia, presenta en O+O varios de sus trabajos que nos muestran la crónica de una búsqueda.

La obra de Luis González se caracteriza por un estilo mixto cuyos rasgos son tomados de diferentes fuentes y estilos. Su eclecticismo artístico bebe de diferentes fuentes e invita a reflexionar sobre el proceso de elaboración mental de la obra. Yuxtaposición y superposición de imágenes contrastadas, que muestran una clara influencia cinematográfica. Donde cobra gran importancia la diversidad de técnicas y soportes que se entremezclan fusionándose en un conjunto armónico.

Un recopilatorio de imágenes fácilmente reconocibles, provenientes del mundo del arte, el diseño, la publicidad, el cómic, graffiti y los medios de comunicación, que se unen con una serie de composiciones abstractas. El color vibrante se mezcla de forma armoniosa con los tonos terrosos de los soportes de metal (planchas de hierro, zinc, latón, cobre...). Un trabajo lleno de riqueza cromática y calidades en el que podemos encontrar tinta, acrílico, carbonillo... combinados sobre soportes metálicos, papel, tela, plástico, madera, etc.

Figuración, abstracción, pop-art, expresionismo... se encuentran unos a otros y dan forma a estas piezas bajo una idea de mestizaje y unión. Trayectos al Edén, paisajes invisibles, sueños despiertos, constelaciones magentas... son algunas de las invitaciones de Luis González Boix para que reflexionemos ante la búsqueda del camino a seguir.

LORENA GARCÍA MATEU

La joven artista valenciana Lorena García Mateu (1983) a través de sus pinturas indaga en los diferentes aspectos de la feminidad. Tras estudiar Bellas Artes en la Universidad de San Carlos de Valencia y realizar un Máster en Producción artística y otro en Gestión Cultural, continúa ampliando su formación.

Con la mirada centrada en temas como sensualidad, sexualidad, belleza e identidad, Lorena García Mateu, aborda los conflictos femeninos a través de un proceso de descomposición y fragmentación de la imagen de la mujer. Destruye su figura en miles de fragmentos para luego reconstruirla a su gusto hasta extraer su esencia.

En su recomposición las diferentes piezas no vuelven a su sitio, sino que como si de un rompecabezas se tratara, componen una nueva estructura. En ocasiones algunas de estas piezas quedan sueltas, dejando al espectador que realice la construcción en su mente. De esta manera, la obra se completa con la mirada del espectador.

El rostro de esas mujeres desestructurado es irreconocible dejando a un lado la individualidad. Mostrando las referencias a un colectivo y sus inquietudes, en una búsqueda de sí misma en una sociedad.

Las pinturas de Lorena García presentan un acercamiento de la mujer a la naturaleza, a sus orígenes y a lo esencial. Una lucha contra la máscara de rímel, pintalabios y maquillaje que forman la máscara que la sociedad nos obliga a llevar. La vinculación de la mujer a la naturaleza se lleva a cabo se una forma surrealista y poética, donde árboles, flores o frutas rodean y se superponen al rostro de las protagonistas protegiéndolas. Estos elementos naturales se entrelazan y enredan con algunos de los elementos simbólicos de la feminidad como es el cabello. Pasando a formar un conjunto que rompe con las estipulaciones y modas sociales sobre el aspecto de la mujer.

Lienzos surrealistas que guardan un mensaje oculto de búsqueda interior sobre nuestra identidad y nuestra naturaleza.

PACO SANCHO

Fotógrafo autodidacta, y psiquiatra de profesión, Paco Sancho cuenta con una trayectoria analógica en blanco y negro de casi 30 años. Ha participado en varias exposiciones en ciudades como Valencia, Castellón, Zaragoza, Madeira, etc. y ha sido premiado en diferentes certámenes.

La relación entre la persona y la ciudad centra principalmente la obra de Paco Sancho. En esta relación existe un lucha contra ese sentimiento de vacío, soledad y frialdad que proyectan las construcciones que forman una ciudad. El hombre dentro de este entramado de edificios y avenidas, creados por y para él, no debe sentirse desplazado sino reinar sobre él. Podemos decir que su fotografía urbana humaniza la ciudad. Y aunque la arquitectura se erige como dueña y señora del entorno, hay que mostrar que en esa urbe viven personas y que esa es la esencia de su existencia.

Las escenas representadas muestran el ir y venir se los ciudadanos, no sólo ocupando el espacio sino integrándose y formando un todo. Esa es la esencia del paisaje urbano y de su representación.

La presencia humana juega un papel fundamenta anteponiéndose a las megaconstrucciones de forma sutil y delicada. Transmitiendo que ese espacio es primordialmente habitable. Personas que no siguen una pauta robótica sino que se relacionan, pasean, besan... y llenan de vivencias el entorno circundante. La dureza de la ciudad modificada por la maleabilidad del ser humano.

El individuo coloniza el espacio de forma silenciosa y poética, una lucha contra el espacio vacío. El calor humano frente a la frialdad constructiva.

JULIÁN ORTIZ

El artista Julián Ortiz Domínguez vuelve a O+O para presentarnos una muestra de su nueva producción escultórica. Su obra ha sido expuesta de forma individual y colectiva anteriormente en Madrid, Valencia, Castellón, Sevilla, Nueva York, Bélgica, etc.

El trabajo escultórico de Julián Ortiz se centra principalmente en la representación del cuerpo humano. Pero se trata de una representación diferente, que muestra una realidad distorsionada. Piezas que enfatizan la calidad matérica y la expresiva.

Las figuras en ocasiones representan acciones y movimientos enérgicos que quedan paralizados, mostrando toda la tensión del momento en su cuerpo. Mientras que en otras, los personajes se presentan de pie, estáticos y rígidos con los brazos pegados al cuerpo mirándonos fijamente. Figuras que expresan la subjetividad y fragilidad de sentido humano del tiempo y el espacio. Un estilo propio de figuras altamente expresivas, que cuenta con cuerpos que se estilizan hasta alagar sus extremidades. Personajes que se presentan con su cuerpo desnudo y desnudan su alma. Rostros que parecen hablarnos o gritarnos, en una plástica comunicativa de sentimientos y emociones.

La sensación de movimientos detenido en el tiempo y espacio está marcada por un equilibrio de quietud y movimientos violentos. Actividades equilibradas en las que las figuras presentan un dramatismo pausado e inquietante.

El realismo y la percepción es la clave en la producción de Julián Ortiz Domínguez. Un realismo especial que en lugar de reproducir el parecido con sus modelos, trata de representar su percepción o realidad mental. Este cambio de percepción hace que se produzca un cambio de tamaño en el modelo en conjunto y en algunas de sus partes.