Ramon Calsina nació el 26 de febrero de 1901 en la barriada obrera del Poblenou de Barcelona, un suburbio nacido de la industrialización, que ardía de reivindicaciones sociales, caracterizado por un marcado dinamismo cultural y asociativo. Allí fue donde Ramon Calsina se abrió a la vida. La familia tenía una panadería donde el padre hacía el pan por las noches; la madre lo vendía de día y él, niño, con la canasta a la espalda, lo repartía a unos cuantos clientes al salir de la escuela.
Aquel ambiente marcó profundamente la sensibilidad artística y humana de Calsina, que en su precoz vocación artística halló el instrumento para comprender y juzgar un mundo que le parecía injusto y donde buscar respuestas. Para dar salida a su extraordinaria imaginación necesitaba dominar el oficio, que aprendió en la Academia Baixas y después en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja. Todos los críticos...que han escrito sobre este artista han reconocido su excelencia artística.
Casi nunca se movió de Cataluña, a excepción de una estancia en París. Realizó unas cincuenta exposiciones, la gran mayoría de ellas en Barcelona, pero pese a todo, su presencia mediática fue más bien discreta. El escritor Joan Perucho llegó a decir que Calsina era un pintor que nunca había estado de moda. Aún así, con el paso del tiempo, Calsina se fue consolidando cada vez más como un artista con una personalidad propia que sorprende a todo el mundo. Calsina dibuja y pinta estados de ánimo, sabe captar los sentimientos, retrata el alma humana con sus defectos y vivencias, y lo hace siempre desde la empatía y la proximidad. Esta forma de explicarse, en que puede subyacer un fondo literario, podría ser el motivo por el que muchos escritores fueran sus amigos y admiradores.
La obra de Ramon Calsina sorprende por su tremenda variedad e imaginación y por su fuerza. A veces, a primera vista, puede parecer poco amable o bonita, pero esta primera impresión se transforma con una mirada más profunda. El suyo es un mundo que nos es próximo, cotidiano, donde puede entrar todo el mundo sin demasiadas explicaciones ni guías y sentirse identificado porque, bajo una apariencia de dureza y sátira, hay ternura y amor y, más aún, el deseo de encontrar respuestas trascendentes.
Esta exposición es un hito muy especial para la Fundación Ramon Calsina, que fue creada con la finalidad de mostrar la obra del pintor, dibujante y grabador Ramon Calsina Baró, y también el perfil humano del artista, ya que las dos cosas van ligadas, tal como ya dijo Zeneida Sardà en la entrevista que le hizo en la revista Serra d'Or en febrero de 1984: "Hay que conocer al hombre para entender la obra de arte y descubrir el espíritu de la obra escrutando en la intimidad del creador". La oportunidad de esta exposición en Montserrat se fundamenta en el propio apellido Calsina, que tiene su origen en la casa solariega de un lugar de la montaña que lleva este nombre a causa de un antiguo horno de cal. El padre del artista nació al lado de este lugar, en el pueblo de San Cristóbal. Por este motivo hemos titulado la muestra Remembranza, que hace referencia a un cuadro que evoca las largas permanencias de niño en casa de los abuelos. La abuela, el niño y el perfil de Montserrat están presentes con generosidad en su obra.
Y, finalmente, Calsina se sentía espiritualmente muy próximo a Montserrat como catalán y como cristiano que buscaba en su fe las respuestas que anhelaba.
Ramon Calsina Garcés, presidente de la Fundación Ramon Calsina
Entrada actualizada el el 20 jul de 2015
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