Esta exposición forma parte de la Sección Oficial del Festival PHotoESPAÑA 2021.
Esta exposición se acerca a la noción de réplica, su historia y connotaciones materiales. Cada reproducción supone un nuevo objeto. La pintura rupestre, quizás el objeto más aurático, por su singularidad y latencia, desencadena una serie de acciones y atenciones que transparentan la naturaleza humana y nuestra forma de lidiar con materia y tiempo. A medio camino entre logos y technè. Las piezas aquí presentes hablan de la reproductibilidad de las superficies y a su vez de la imposibilidad de traslación de la magia inherente a ellas.
Las cuevas que sirvieron de cobijo a cazadores y recolectores frente a las extremas condiciones meteorológicas del Paleolítico Superior son ahora, 13.000 años más tarde, capsulas en el tiempo a las que acceden un puñado escaso de científicos al año. Para prevenir que las pinturas de sus paredes fueran dañadas se realizaron escaneos...y reproducciones de la superficie de aquellas cuevas. Las más importantes como Altamira se convirtieron en museos y los visitantes llegan a miles a cada lugar que ahora es un escenario y en su aliento llevan biologías que también quieren multiplicarse. Algunas de aquellas paredes escaneadas no eran tan cruciales para la narrativa Eurocéntrica y sus escaneos entraron en un largo periodo de standby guardados como archivos digitales.
El aumento de las temperaturas y las templadas condiciones climáticas han permitido a 7.000 millones de seres humanos habitar hasta el más remoto rincón del planeta. El nómada se convirtió en sedentario, la caza se convirtió en ocio y la magia en espectáculo. Los humanos tornaron de activo a pasivo y grandes masas de población viajan de un lugar a otro por ocio.
La mencionada cueva seguía siempre en su sitio, desapercibida de otras temporalidades.
Entrada actualizada el el 02 sep de 2021
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