La pintura de Rosa Orero (Barcelona, 1955) está marcada por la importancia de la pincelada y el equilibrio cromático, roto por puntos gestuales que sugieren reminiscencias geométricas. Su actualizado expresionismo abstracto trasluce en algunas obras líneas que en el imaginario de la artista representan paisajes o ciudades. “Pinto por placer, por la necesidad de abstraerme de lo cotidiano”, confiesa Rosa Orero, para quien crear es “un acto de introspección y libertad, un diálogo entre el inconsciente y la conciencia de los acontecimientos en el tiempo, en la vida”. La artista, que en 2012 particiPó en Buenos Aires en la 3a Exhibición Internacional Señaladores de Artista, define sus obras como “el presente efímero, herencias del pasado, incógnitas del futuro”. Su poder de regeneración es, a su juicio, un don que le permite seguir “disfrutando del paseo terrenal”.