Más libre, con una faceta nueva, queriendo principalmente seducir a su público llega Cienfuegos junto a Ximena Rojas, quienes expondrán la unidad dentro de la diversidad desde el 16 de marzo al 5 de mayo en Santo Domingo 1061.
Rito y Memoria pretende visualizar obras de los últimos años de los artistas, las que dan cuenta de las distintas estrategias pictóricas gráficas y de medios mixtos, respecto a cómo abordar el problema de la construcción de un imaginario propio en torno a lo residual de la memoria.
Cienfuegos, con apenas 8 años tomó el pincel y se aferró para siempre a él. Fue un joven atrevido y valiente para su época cuando decidió a los 20 años optar por el mundo del arte e irse a vivir a ciudad de México, luego a Buenos Aires y a Río de Janeiro; países donde fue influido por el Movimiento Neofigurativo y se enamoró o,...más bien, se obsesionó con Las Meninas de Velásquez.
"Cuando comencé, lo único que quería era hacer lo que me gustaba y sentía que era una vocación casi condenada al martirio. En esa época optar por la pintura era muy diferente a la de ahora, era un salto al vacío", recuerda.
Desde ese entonces, ha pasado tiempo y hoy con sus 67 años -en una etapa de su vida más reposada y madura- dice: "Hoy quiero congregar, no disgregar". Para Cienfuegos el principal valor es el de la seducción y por medio de ella busca convocar y atraer.
Con una propuesta más étnica, llega a Sala Gasco. Sus obras -entre 8 a 10 dibujos de gran formato en pastel seco y carboncillo; y 10 pinturas, óleo sobre tela,- serán las que el visitante recorrerá y apreciará sobre los trabajos del último año del artista que pretende ser consecuente y coherente con los 50 años de pintura donde la historia del arte universal y la creatividad siguen latentes en sus trazos. Cienfuegos, el pintor que mezcla la comedia con la ironía y el drama con lo absurdo seducirá y unirá al público que visite la muestra.
El misterio de la luz
Horas creando y horas de silencio llevaron a Ximena Rojas a presentar su obra en un gran mural de lino. Con una propuesta distinta y más libre, la artista visual prescinde del bastidor y a través de una serie de cortes y puntadas que realiza a la tela, el reflejo de la luz y los colores toman protagonismo.
En un viaje a la India, la sedujo el trabajo misterioso de la celosía y de la madera. Eso quedó en su memoria y retina que, inconscientemente, fue plasmando en su obra que hoy presenta. Tonos brillantes y opacos; tiras diseñadas y cortadas de distintos tamaños son planchadas y posteriormente pegadas hasta ser unidas. Importante es detenerse y apreciar los brillos y sus diversas tonalidades según la cantidad de luz y también según el grosor del corte de la tira. "La luz no la podemos tocar, esto de cortar la luz y que haya una detención, hace pensar, se relaciona con el misterio, con la vida", explica.
Rito y Memoria aborda el trabajo que cada artista, cada día y cada hora dedica en su taller; un rito que Ximena y Gonzalo tienen en común y donde la memoria juega un papel fundamental a la hora de crear. "Siempre he sentido que las pinturas tienen tres dimensiones: largo, ancho y hacia atrás en el tiempo como parte de su memoria. Una pintura es la suma de un tiempo acumulado de experiencias, de ensayos, de error que va hacia atrás en ese aspecto", explica Cienfuegos; mientras que Rojas señala que la memoria es lo que cada uno tiene a lo largo de su vida y quiéralo o no va quedando plasmado en la tela. "Me gustaría que cada espectador vea e interprete dependiendo de sus recuerdos", señala.
Para ambos expositores, Sala Gasco es una oportunidad para conectarse con la gente de la calle, que vivirá este despertar de seducciones. "Quisiera que a través de la visualidad el público pueda sentirse atraído a reflexionar en torno a la existencia de un mundo paralelo a un mundo real que es el mundo del arte", finaliza Cienfuegos.
Imágenes de la Exposición
Ximena Rojas
Entrada actualizada el el 27 feb de 2017
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
