Exposición en Ciudad de México, Distrito Federal, México
Sala10: Logan Dandridge
Dónde:
MUAC - Museo Universitario de Arte Contemporáneo de México D.F. / Insurgentes Sur, 3000 - Centro Cultural Universitario Delegación Coyoacán / Ciudad de México, Distrito Federal, México
Los videos de Logan Dandridge dialogan con las narrativas y los imaginarios afroamericanos para explorar el papel de la memoria en los procesos de liberación, reinvención y sanación de una subjetividad históricamente atravesada por la violencia racista.
El jammeo es infinito
Alejandra Labastida
Cuando Heráclito enunció su famosa cita “ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos”, probablemente no sabía que, en promedio, el cuerpo humano renueva todas sus células cada 15 años. A la vez, todas las células que conforman cualquier organismo vivo están hechas del carbono originario que migró de las estrellas a nuestro planeta y que se ha reciclado en todos los seres vivos desde LUCA, el último ancestro común de toda la vida en la tierra, hasta nosotros. La paradoja de Teseo, que se pregunta si un objeto sigue siendo el mismo cuando todas sus partes son intercambiadas,...también es válida para nuestros cuerpos. La materia encuentra un camino nuevo, pero ese camino está en constante fluidez. ¿Qué implicaciones tiene reconocer que a cada momento somos siempre y nunca el mismo río? La investigación visual de Logan Dandridge extrae esa condición. A primera vista, pareciera que la estructura de sus videos y videoinstalaciones utiliza permutaciones que se nutren de un mismo banco visual: un mismo río. Sin embargo, cada combinación genera un camino diferente. Aunque el artista recurre mayoritariamente a imágenes históricas, la narrativa se proyecta de regreso a las estrellas, como resultado de la afiliación del artista al “afrofuturismo” como corriente que reivindica la ciencia ficción como un campo de invención identitaria no europea.
Encarnado en la música de Sun Ra, el afrofuturismo usaba el sonido como un vehículo para acceder a universos paralelos donde se reescribían el futuro y el pasado de la historia de África. Esta maniobra se inscribe en una larga tradición de producciones culturales y artísticas afroamericanas que convocan, metafóricamente y a veces también de manera concreta, rutas de liberación. "El ferrocarril subterráneo" del siglo XIX se consolidó como táctica para liberar esclavos en el sur de Estados Unidos. No era un tren, sino una red clandestina de personas que ofrecían ayuda, refugio y herramientas a los esclavos fugitivos en su camino a los estados del norte. La red se servía de diversos medios de comunicación secretos: escondían códigos y señales para guiar a los esclavos entre los tradicionales quilts —colchas tejidas con retazos de telas— que se colgaban de las ventanas y también en las letras de canciones espirituales negras. Himnos de resistencia codificados en la música gospel, folk, soul y jazz fueron elementos centrales en la lucha por los derechos civiles y continúan su genealogía hasta las denuncias de la violencia policial en el hip hop.
Dandridge retoma esta estrategia de emplear el ritmo para politizar el trauma y hacerlo soportable. Su repertorio, claro, no se conforma únicamente de sonidos, sino también de coreografías de imágenes.
El artista postula la memoria como una sustancia mística, que a pesar de ser profundamente dolorosa, debe reconocerse como una de las riquezas y los poderes compartidos de la comunidad afroamericana. La cuestión está en qué tipo de relación se establece con esta memoria. Dandridge la navega como un río o túnel mágico que puede abrir portales, y sospecho que sus videos contienen los códigos para acceder a ellos.
Navegamos en internet con la fantasía de que lo hacemos libremente. La promesa fundacional de acceso libre y total sigue presente en nuestro imaginario, aunque sabemos que los algoritmos están al servicio del capital, labran las rutas por las que nos conectamos y nos dirigen a consumir ciertos contenidos. Con la historia oficial, nuestro acceso a la memoria opera de manera similar. En sus permutaciones visuales y rítmicas, el artista parece buscar el antídoto al algoritmo que atraviesa y controla nuestra capacidad de convocar mundos alternos. Su intuición es que el antídoto vendrá en forma de sonido. ¿Sabremos reconocer su ritmo? De cualquier forma, como dice Dandridge: el jammeo es infinito.
Entrada actualizada el el 21 abr de 2022
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