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La casa, ese lugar donde nos encontramos con nosotros mismos, donde aparece lo que realmente somos y nos enfrentamos sin máscaras a la alegría, la soledad, la tristeza, el cansancio?; ese lugar donde se comparte la intimidad, donde los demás pasan a formar parte de nuestra intimidad. Es el marco del amor, del sexo, de la familia. Es el espacio fiel y el espacio traicionado, lugar sincero y lugar anhelado.

Del mismo modo que en su pintura y a través de los mismos recursos - una sutil afinación tonal, la sobriedad del color, la transparencia y las discretas veladuras ?, en su obra digital, Santiago Serrano se muestra contemplativo y sereno. Con la peculiaridad de que, a través de esta técnica, esa significativa atmósfera de variadísimos matices se acompaña de elementos figurativos ? casas, piedras, enrejados ?, dotando a la obra de una poética más reflexiva.

Como si se tratase de una rebelión frente a esta nuestra era de la reproductibilidad técnica, el artista consiente, a través de la intervención y manipulación directa de la obra digital una vez estampada, mantener intacta el aura de la obra.