Sumergirse en Sea of Tranquillity ('Mar de la tranquilidad') es como entrar en un sueño. La instalación concebida por el artista visual Hans Op de Beeck (Turnhout, Bélgica, 1969) evoca, en primer término, el ambiente melancólico y brumoso de un museo todavía sin inaugurar o después de la hora de cierre: el silencio y la misteriosa atmósfera nocturna se instala en el ánimo del espectador, que ingresa en un espacio que recuerda al ámbito en penumbra de los museos antiguos y que propone un recorrido alucinante determinado por acuarelas, grandes maquetas, esculturas y vitrinas llenas de pequeñas piezas.

El núcleo central de la instalación, un cortometraje que combina grabaciones de actores e imágenes generadas digitalmente en tres dimensiones y que da título a todo el proyecto, ofrece una visita nocturna a la travesía de un inquietante crucero: Op de Beeck, que asistió en ... el puerto francés de Saint-Nazaire a la construcción del Queen Mary 2, entonces el transatlántico más grande del mundo, usa el desmesurado barco como aguda metáfora de la creencia occidental en valores tales como el tiempo libre y el consumo de lujo.

La reflexión, recurrente en el creador belga, sobre nuestra laboriosa y problemática relación con el tiempo, el espacio y los demás seres humanos toma forma a través de diversas soluciones estéticas, que van desde un económico, minimalista lenguaje visual hasta sobrecargados, exagerados diseños, siempre con el objetivo de articular el contenido de la obra con la mayor precisión posible. Op de Beeck muestra al espectador inexistentes, pero identificables, lugares, momentos y personajes que parecen haber sido tomados de la vida cotidiana contemporánea, para captar en sus imágenes el absurdo tragicómico de nuestra existencia posmoderna a través de temas como la desaparición de las distancias, la desincorporación de la persona y la abstracción del tiempo que resultan de la globalización y los cambios en nuestro entorno vital que la evolución de los medios de comunicación, la automatización y la tecnología han traído consigo.

El artista también se pregunta acerca de la difícil relación entre realidad y representación, entre lo que vemos y lo que queremos creer, entre lo que somos y los artificios que ponemos en pie para aceptar más fácilmente nuestra propia insignificancia y falta de identidad. Y el resultado visual de esa investigación se decanta a menudo, con en este Sea of Tranquillity, en ensoñadoras, insidiosas, sorprendentes imágenes.