El presente es constantemente afectado por el pasado a través de recuerdos organizados por el inconsciente ante el ahora y su después.

La fotografía es el registro resistente de un presente. La fotografía y el cine crean la ilusión de lo que ya no está, sin embargo, nos enfrentan solo a una imagen de la memoria que convive con la contracción actual del pasado. Cada fotograma, entonces, es el fragmento de un pasado irrecuperable, así el archivo aparece como medio de acceso a la reconstrucción de lo perdido, operada con la unión, metódica y categorizada, de todos los fragmentos; para ser expuestos como reliquias. Pero sus métodos de orden y estructura, recolección y repetición, se pueden volver un sistema de latencia pasiva.

En seis recuerdos que no he tenido propongo un inventario que ... active el archivo -una reapropiación de registros anónimos- al reconocer un sistema en el que la función del pasado no está determinada por su condición de evento inequívoco, sino en el cual su significado se constituye retroactivamente y es, constantemente, reorganizado en el tiempo. En el funcionamiento de la memoria, el significado del pasado no está dado por su valor de verdad, sino, por el del deseo. Impulsada por éste, la memoria permite tanto la preservación como la manipulación, para facilitar nuevas versiones del pasado.

Para esta video-escultura trabajo con películas caseras que crean una nueva narrativa de yuxtaposición y montaje. Las imágenes son proyectadas en una estructura de cubos de acrílico transparente que parecen contener las imágenes. Son elementos autónomos y partes de un todo. El recuerdo y el archivo son, así, deconstruidos y rearticulados. El resultado es la convivencia de variedad de momentos en una red íntima de tiempo y espacio.