Conforme se ha avanzado en los años, la humanidad ha dejado de lado la espiritualidad, la meditación y la práctica del silencio y de la soledad. El concepto de modernidad, ha implicado un rechazo a la importancia del ser y a su conexión interior, olvidándose con ello nuestra parte espiritual, además de la introspección que supone mirar hacia nuestro interior más profundo, buscando progresos y avances que nos desemboquen en emociones profundas y transformadoras de nuestra vida. Regresar a nuestro interior supone reencontrarnos, descubriendo quienes somos para preguntarnos hacia donde vamos. Este descubrimiento supone articular nuestra cartografía interior, el mapa más profundo de nuestra alma, con la finalidad de abrirnos hacia nuevos caminos que nos permitan nuevas experiencias y a partir de ellas, transmitir nuevas estéticas. La propuesta artística Silens nox de Alejandro Mañas se articula a través de estos parámetros, pues a través de la experiencia mística, nos permite...encontrar caminos sinceros para la búsqueda de respuestas que nuestra alma necesita. Toda su creación artística se basa en un descubrir y descifrar aquel mundo complejo interior, un camino de búsqueda del misterio a través de los recursos de la espiritualidad, la contemplación, el silencio, el dolor y el diálogo, los cuales, nos ayudarán a alcanzar otra dimensión, a través de la cual, trascender la representación de aquello no palpable. De esta misma forma, retomando el arte como una manifestación religiosa, revelada como fuente inagotable de experimentación y de renovación espiritual, han trabajado otros artistas contemporáneos como el escultor Anish Kapoor, el videoartista Bill Viola o el artista conceptual Wolfgang Laib.
El trabajo de Alejandro Mañas supone una apertura experimental desde la oscuridad para encontrar la luz por la escala secreta revelada por San Juan de la Cruz en sus escritos, aquello que el artista metafóricamente denomina como una puerta por la que nos tenemos que aventurar, aquella que se nos abre hacia el interior más profundo, hacia nuestra alma, hacia nuestro ser. Por ello, sus obras evocan el color negro para encontrarnos con otra dimensión, quizás el cosmos, quizás la nada, tal y como fue representado por el astrólogo y cabalístico británico Robert Fludd en su obra Utriusque cosmi maioris scilicet et minoris […], publicada en 1617. Una experiencia de búsqueda de lo absoluto, de la que los místicos nos han enseñado a percibir sus mensajes. Un camino que nos propicia una obra abierta, susceptible de múltiples lecturas, de visiones desiguales y de soluciones plásticas contrapuestas, a través de unas obras en las que predomina la reflexión y el diálogo.
Irene Ballester Buiges
Doctora en Historia del Arte
