En la obra de cualquier autor, prevalece a lo largo del tiempo un algo indescifrable pero reconocible que permite identificar su estilo sólo teniendo en cuenta aspectos formales, más allá de un contenido. De hecho, lo fundamental para un artista no debe ser ni el tema que le ocupa ni la herramienta con la que materializa un resultado -da igual si es fotografía, pintura instalación o escultura-, sino sobre todo aquellos motivos intrínsecos que cimientan su lenguaje. Si analizamos los interiores de esas reglas que definen el trabajo de José Manuel Ballester (Madrid, 1960), descubrimos que en su sintaxis subyacen cuestiones sustanciales que de forma recurrente van apareciendo una y otra vez desde sus comienzos, una especie de patrones visuales que, conjugando tensión y equilibro, tienden a la síntesis a través de una geometría controlada.
¿Cómo pervive la mirada de un artista a lo largo de su carrera? ¿En qué se...fija? ¿De dónde nace su inspiración? ¿Cómo absorbe de aquello que ve? ¿Qué le acompaña en su intimidad creativa? El proyecto que Ballester presenta en el Centro de Arte de Alcobendas pretende responder a estas cuestiones al mismo tiempo que recorre de manera dialéctica la gramática esencial que articula el corpus de su producción, una trayectoria que, aunque aparentemente va saltando de una disciplina a otra para materializar propuestas muy diversas, siempre mantiene una serie de rasgos esenciales que determinan su personalidad expresiva.
Comisario: Sema D’Acosta
Entrada actualizada el el 22 may de 2024
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