Sin ser exactamente una retrospectiva, Sobre el fondo supone una revisión de parte de la trayectoria de Noelia García Bandera, articulada, generalmente, a modo de series. No guía esta mirada arqueológica una investigación sobre toda la producción de la artista con el fin de hacer una antología de obras, sino contextualizar respecto a su creación anterior algunos rasgos que caracterizan a Portraits, su última serie (2012-2016), que se expone en la segunda planta y que supone el origen de este proyecto y el detonante de la revisión. De este modo, se rescatan algunas imágenes de series como Algo prestado (2007), Commedia dell'Arte (2008), Comer estopa, tragar petróleo y escupir fuego (2008-2011) o Carte de visite (2009), a las que se unen fotografías independientes realizadas con anterioridad.
Atendiendo a una lógica de convergencia-divergencia, Portraits ha producido una aparente ruptura con series anteriores, especialmente por las ausencias del retrato y de la figura...humana, tanto como en el abandono de discursos de género, donde sistemáticamente se ha inscrito el trabajo de García Bandera. Pero la divergencia o la ruptura tienen como envés la convergencia o continuidad de una serie de elementos. Aquí es donde hace acto de presencia el concepto de «fondo», que permite que recorramos de modo tangencial el trabajo de la fotógrafa, estableciendo relaciones que pueden evidenciar una poética.
Portraits es un conjunto de fondos (telones pintados que reproducen paisajes y que se usan en los estudios) que son fotografiados por García Bandera. Son, en cierto modo, escenarios que sin la aparición del retratado pierden su función, pasando de escenografías que arropan a la figura, como vemos en Carte de visite, a originar una reflexión en torno a la propia disciplina fotográfica. Los recursos del telón y del contrastado diálogo entre éste y la figura son habituales en su trayectoria. Por este motivo comparecen imágenes de series en las que esos fondos son neutros y no producen evocación alguna (Commedia dell'Arte o Comer estopa, tragar petróleo y escupir fuego). Más allá de la configuración de estos fondos o telones como elementos formales y estilísticos, permiten que nos enfrentemos a cuestiones que se repiten en la obra de García Bandera desde 1999.
En primer lugar, la confrontación de esos telones escenificará cómo la fotografía bascula entre su innegable y fundacional condición de registro mecánico, que se alza como garante de la verdad y la objetividad, y su capacidad, contraviniendo lo anterior, para convertirse en medio en pos de la ficción y de la ilusión. No sería exagerado señalar que su constante preocupación por la identidad, espacio en el que siempre se ha insertado el discurso de la artista malagueña, se ve acompañada por una reflexión acerca de la identidad de la fotografía. En segundo lugar, cómo esos fondos, que sirven como escenografía y que son pinturas, permutan en fotografía y abren un espacio de conflicto, o simplemente fronterizo, entre ambas disciplinas. Ello introduce un asunto fundamental en el trabajo de García Bandera: el continuo diálogo, eludiendo literalidades, entre pintura y fotografía. Y, por último, cómo los telones, tanto los pictóricos como los neutros, aluden directamente al oficio de fotógrafo y a uno de los espacios de trabajo: el estudio. Hay mucho de memoria de un oficio en este gesto, una especie de homenaje y de manifestación de pertenencia a la profesión en toda su amplitud.
Juan Francisco Rueda
Comisario
Entrada actualizada el el 21 ene de 2016
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