Como continuación a la exposición 'Legados: Luisa Palacios', donde decíamos que la Nena fue el motor de lo que significó la expresión gráfica en Venezuela, cuyo taller fungió como laboratorio, donde ella y otros creadores impulsaban un oficio que desemboca en uno de los movimientos más enriquecedores de nuestra historia plástica, y que despuntaba paralelamente en México, Colombia, Argentina, Chile, Perú, Uruguay, España y en los Estados Unidos.

Esta exposición de obras de arte hechas sobre papel por diferentes técnicas de impresión es una muestra inspirada en la época dorada del grabado y de la estampa que la Nena Palacios y el grupo de artistas de su entorno inscribieron en nuestra historia a partir de los sesenta. El Taller de la Nena fue un centro de ensayo y estímulo, un núcleo vibrante que hacía que los trazos y concepciones del artista pudieran multiplicarse y hacerse accesibles ... al gran público, como sucedía en diferentes países del hemisferio y en las vertientes del libro de artista, el cartel y el múltiple. Al taller de la Nena acuden Humberto Jaimes Sánchez, Luis Chacón, Alejandro Otero, Ángel Luque, José Guillermo Castillo, John Lange, además de artistas extranjeros residenciados o de visita. La experimentación estaba a la orden del día. El método Hayter para trabajar el color, desarrollado por Elisa Elvira Zuloaga, fue punto de partida como lo fueron las experiencias de Gerd Leufert y Gego cosechadas en el curso de grabado de Mauricio Lasansky en Iowa.

El vigor del movimiento propició que se abrieran espacios de exhibición y confrontación; y ya a partir de 1959 la participación y premiación en el Salón Oficial de Arte Venezolano va en ascenso. Al tiempo surge otro escenario de dialogo; nos referimos a la Exposición Nacional de Dibujo y Grabado que, desde la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, promueve el español Antonio Granados Valdés, junto con Abel Vallmitjana. Ese mismo año, Miguel Arroyo adquiere y exhibe las series de Goya, 'Los Caprichos' y 'Los Desastres', en el Museo de Bellas Artes, donde unos años después, con el proyecto 'Sobre papel', bajo la curaduría de Arroyo y Leufert, se consolida un espacio para mostrar la pluralidad de la obra gráfica que se producía en el país así como la posibilidad de ver estampas de otras latitudes. Similares objetivos estimula la Sala Mendoza al promocionar, a partir de 1969, el ciclo Gráfica, allí se mostraron ininterrumpidamente por quince ediciones, las estampas de los artistas más reconocidos y los emergentes.

El título de la muestra, 'Sobre papel: ayer y hoy', se inspira en esa época cuando eran frecuentes las exposiciones anuales. Ahora, como entonces, se busca estrechar el espacio que existe entre la mirada del espectador y el trazo y la concepción de la creación artística, se propone retomar los momentos estelares de nuestra historia del arte, al tiempo que ofrece una vitrina a las nuevas generaciones para estimular y ampliar su repertorio de imágenes.