La contemplación de una obra de arte, antes de tener en cuenta cualquier otra consideración técnica, es particularmente íntima y personal. Una primera apreciación velozmente nos inclina hacia el rechazo o la aceptación. Después cabe el planteamiento del porqué de ese sentimiento, de esa sensación. La obra de Stefano te sumerge en un estado de calma sostenida, donde todo aparece en un orden claramente elaborado a partir de un desorden previo. La sugerencia de un caos anterior equivale al planteamiento de una premisa de investigación, el desarrollo de una obra que no termina, que una vez concluida vuelve a ser cuestionada por el paso del tiempo y la evolución de la experiencia del autor, la conclusión se torna circular, inconclusa, abierta. Stefano Bonacci se presenta como un hombre seguro, de ideas certeras y actitud rotunda. Aún ahondando en las materias más complejas por sencillas de la naturaleza, del hombre y...de su entorno, sus resultados son indudables, muy precisos. No le gusta hablar de “búsqueda” sino de visión”. Su obra cuestiona prácticamente todo lo que alcanza a plantear, las ideas, las emociones, los mitos, los arquetipos, el azar, la naturaleza, el hombre, la razón. Llega a entender ese desorden planteado a priori, ese caos que nos rodea, y lo hace a través del establecimiento de unas reglas, en ocasiones lógicas, en ocasiones estéticas. Su creación no reconoce un principio ni un final, se corresponde a un momento concreto, refleja un momento. Entendiendo que ese momento va a cambiar y que cuando así sea habrá que reconsiderarlo, porque todo es vida en su práctica. En el se intuye una herencia de valores estéticos, éticos, artísticos resultantes de una conjugación de grandes artistas que han supuesto una gran influencia tanto personal como profesionalmente. De Allan Kaprow, pionero y gran maestro del Happening, aprendería una lección que aplica al pie de la letra: todo es un juego, incluso su propio cuerpo, su comportamiento, su forma de trabajar, su vida, los materiales que nos rodean. En Alberto Burri descubre la representación más fidedigna de los que para él serán los grandes valores del arte contemporáneo. Citará Bonacci otros nombres, entre ellos Remo Salvadori, artista toscano de cuya idea “continuo infinito presente” plasma continua referencia. De él dijo Paola Bonani que “da forma a un universo de imágenes en las que se yuxtaponen el rigor de la geometría y la mutabilidad de la naturaleza, las formas regulares y aquellas irregulares, los materiales artificiales y aquellos naturales, en el intento continuo de desvelar los criterios que ordenan la variedad del cosmo”. A lo largo de este camino que hoy nos lleva a presentar esta magnífica exposición, la actitud de Stefano define su persona y su obra. Además de llevar su obsesión por la perfección hasta el más mínimo detalle, de mostrar su carácter racional como si hubiera nacido en época renacentista; de mostrar un rigor y una exigencia incuestionables con todo y con todos, él el primero, cuando le pido que me envíe la lista de obra definitiva a exponer su respuesta es: “Let me a little space of freedom, for some unexpected happening in the exhibition, so we can have a work lighter and funny”//”Déjame un espacio para actuar libremente, para algún happening inesperado en la exposición para poder tener una obra más ligera y divertida”… Nota.- Quiero agradecer expresamente su colaboración al comisario de esta exposición, Nicola Mariani, cuyo gran interés por el arte contemporáneo y su profundo conocimiento de Stefano Bonacci y de su obra han sido una inspiración desde el momento en que nos conocimos. Contaremos con la presencia del autor Catálogo editado para la exposición disponible en la galería. Pueden solicitar más información en el teléfono 913914033 a partir del 6 de septiembre o a través del email galeria@luciamendoza.es
