Exposición en Bilbao, Vizcaya, España

Still Obsessive Lady

Dónde:
Carreras Múgica / Heros, 2 / Bilbao, Vizcaya, España
Cuándo:
18 dic de 2021 - 23 feb de 2022
Inauguración:
18 dic de 2021 / 11 a 14 h.
Precio:
Entrada gratuita
Organizada por:
Artistas participantes:
Enlaces oficiales:
Web 
Descripción de la Exposición
Pre(texto): del latín: praetextus, una serie de bordados que se realizaban en la parte delantera de un tejido, entretejer algo por delante, por encima de otro tejido. La práctica artística contrariamente al tiempo lineal y, como toda forma de pensamiento, se desarrolla en múltiples direcciones, se compone de diferentes capas entrelazadas como un gran tejido con sus nudos y sus bucles. En este proceso, ciertas obras antiguas pueden volver a emerger y a conectarse, reactualizándose en el presente, produciendo nuevas significaciones. Así ha sido mi reencuentro con la serie que titulé Obsessive Lady. La invitación a esta exposición se me presentó como una oportunidad para reactivar y continuar esta serie que comencé a partir del 1999 y que había dejado en suspenso en el año 2003/4. Mi objetivo en esa época era contaminar la Pintura que encarnaba ese sistema jerárquico, ese sistema falocéntrico, excluyente y autoritario que culminaba con esa Pintura “grandiosa” y comercial ... característica de los años 80. Ese sistema que había eliminado una buena parte de obras realizadas mayoritariamente por mujeres desde principios del siglo XX, obras que pensaron la pintura en un sentido mucho más amplio, tomando como modelo el arte popular, el arte decorativo, integrando tejidos, bordados y otras técnicas consideradas menores y relacionadas a lo doméstico. Una de mis referencias más importantes fueron las artistas de la vanguardia rusa: Liubov Popova, Varvara Stepanova, Olga Rozanova y, concretamente la relación entre la pintura y los diseños textiles. Pero también la obra de Sonia Terk Delaunay y de Sophie Taeuber Arp. Haber descubierto la obra de Gego a mitad de los noventa, con sus tejidos en el espacio y la obra de Lygia Pape, dos artistas que pensaban el tejido como sistema de pensamiento. A su vez, me interesé, particularmente en la obra de Rosemarie Trockel, en sus pinturas tejidas mecánicamente y sus jerseys y verdugos, entre vestimenta y escultura. Mis preocupaciones de hace 20 años, parecen encontrar un nuevo espacio en el presente, con nuevas conexiones. El significado que la sociedad patriarcal atribuye a la noción de feminidad, qué tipo de comportamientos y labores se definen como femeninas, la existencia de un arte de “mujeres” producido por “artistas-mujeres” que implica la prevalencia de una jerarquía dentro del propio lenguaje del arte presuponiendo que, el arte y los artistas a secas, son los hombres. Mi interés en la noción de estereotipo femenino, en las tareas y en los espacios considerados femeninos, en la relación indisociable entre lo decorativo, la noción de belleza y el género femenino explicada en gran medida por la división del trabajo. A las mujeres se les había asignado la producción textil, no es de extrañar que la mayoría de las artistas ornamentales en el mundo sean mujeres. Pero yo nunca he sabido tejer ni bordar... Decidí abordar la noción misma de feminidad por medio de una pintura “supuestamente femenina”, a través de la representación desmesurada de tejidos domésticos y de trapos bordados. Ampliar a grandes formatos estas manualidades reservadas al género femenino, introduciendo un tinte de humor y expresando su potencia visual y poética. Darle así, visibilidad a un arte considerado ”femenino” cuestionando a su vez la noción misma de feminidad como pura construcción ideológica y tal vez poder pensar en otra feminidad más allá del sistema binario. Leyendo a Gilles Deleuze, quise creer en un devenir-mujer de la sociedad, una huida del cuerpo binario para escapar del sistema dominante... pero, a pesar de ciertos avances, todavía seguimos hablando de “artistas-mujeres”. La serie de obras que presento en esta exposición explora diferentes patrones de bordados de punto cruz del País Vasco. Originalmente los bordados vascos se relacionaban con la manufactura del lino que estaba en manos de las mujeres. Estas transformaciones que iban de la planta a la elaboración del hilo iban acompañadas de manifestaciones culturales que marcaban la “enculturación de género”1 y así como los bordados siguen unos patrones, las mujeres también seguirán unos patrones de conducta considerados propios de su sexo. Cuando empecé la serie, pensé en la cocina como tópico del espacio doméstico femenino. Recordaba los antiguos programas culinarios de la televisión con cocineras que no tenían el glamour de los cocineros actuales sino que encarnaban un cliché más bien folclórico de una región o país, como por ejemplo, Maité que representaba Iparralde. Tomé como modelos servilletas y trapos de cocina bordados. Siempre he sentido fascinación por la capacidad que tienen los motivos ornamentales en crear una relación particular con un objeto, y cómo un simple trapo o servilleta de cocina puede transmitir familiaridad, recuerdos, pertenencia a una cultura... Y por otro lado, saber que esos motivos bordados están compuestos de patrones que provienen de un repertorio común a varias culturas, que esos signos de identidades particulares esconden una historia llena de influencias y mezclas. Como extranjera que soy, no era casualidad haber elegido pintar bordados vascos... Además, el bordado mantiene una relación con la palabra “borde”, me interesa ese espacio descentrado, desplazado, que conecta dos espacios. Siempre me han interesado las telas y los tejidos como estructuras de relaciones complejas, indisociables del cuerpo y de nuestra historia individual y colectiva. El tejido relacionado con lo mecánico y lo manual, con lo táctil, con las emociones y recuerdos. Pienso el tejido, como metáfora compleja para abordar el dibujo y la pintura. Pienso la pintura como tela, acentuando el rol de la línea y el color como elementos estructurales de la propia tela. Elijo una serie de patrones y los repito. Personalmente, tengo una obsesión por la repetición. Si hay algún punto en común en todas mis obras es la repetición. Me concentro en un patrón y en su repetición. Repetir es también una obsesión, una adicción. Tal vez es por eso que me gustan tanto los tejidos con sus tramas y sus patrones que se repiten al infinito. Repetir para transformar, repetir para entender, repetir para probar que el gesto manual siempre es diferente, repetir para entrar en un ritmo de concentración, repetir para relacionarme con el tiempo, repetir para dejarme llevar, repetir para pensar. Tomar conciencia del hacer, de la mano como pensamiento. Concentrarme en las líneas, en los diferentes trazos. Pintar su elasticidad, su irregularidad, su tensión, su fuerza y su fragilidad. Dejarme llevar por el grano de la tela, la textura del papel, el peso y el temblor de mi propia mano.... Trabajar el color, la línea-color, la forma-color para acentuar la potencia de lo ornamental como marca de una historia personal y colectiva. En estos últimos 12 años, los museos y otras instituciones artísticas están dando visibilidad a las obras relacionadas al textil producidas por mujeres del siglo XX, en las ferias y galerías de arte se expone un gran número de obras de artistas contemporáneas herederas de esa historia. Las obras en relación al textil parecen multiplicarse. La serie Obsessive lady se vuelve a instalar en el presente. Gabriela Kraviez (Buenos Aires, 1965). Vive y trabaja entre París y San Sebastián. Es diplomada en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, Master en Estética y Arte Contemporáneo y seminarios de Filosofía con Alain Badiou de la Universidad Paris 8. Participó y trabajó en cursos en Arteleku entre 1994 y 2014. Ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas como Imaginarios mecánicos (IVAM, Valencia), Zeru bat, hamaika bide (Artium), Kaldarte. Proyectos en el espacio público (Caldas de Reis), Ruido como de piedra en el neumático izquierdo (Halfhaouse, Barcelona) e Intoto (Fondation d’Entreprise Ricard, París) entre otras. 1- Cit. Bordados de punto de cruz en la colección del museo San Telmo, Mariasun de Miangolarra, Eva M. Elorza, 2017.

 

 

Entrada actualizada el el 18 feb de 2022

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