Sudamérica y su realismo mágico, sus amplias extensiones de espacio-tiempo y la realidad que nos emplaza a un pasado que es presente origina en mí, como viajera occidental, una sensación agridulce.
Surge en 2006 como una colección de imágenes que busca encontrar el valor del pasado en el presente. Pero va más allá. Diez años después reflexiona sobre el desarrollismo, la eliminación de la alteridad y la disidencia por parte del capital y las nuevas democracias, bucea en las luchas barriales que se dan en metrópolis como la de Lima en los 60 a los 80. Muestra la turistización y elitización a la que se somete a lo peculiar y lo exótico arrasando con la esencia de la verdadera vida de países como Perú y Bolivia. Investiga en sus diferencias políticas y culturales.
El proyecto consta de 12 dípticos que combinan fotografía analógica en blanco y negro y fotografía analógica en color,...cuatro poster impresos sobre cartón y una colección de postales. La toma analógica ha sido digitalizada y tratada en el laboratorio digital. La plasticidad de la imagen, por tanto, hace un guiño a esa reflexión sobre el paso del tiempo y la inmediatez de los procesos fotográficos para el consumo de masas.
Así, cada fotografía enfrenta aquello que caracteriza el día a día de la Sudamérica que vemos en las postales, cara a cara con la realidad social a la que da lugar el turismo globalizado que protagonizamos quienes vamos allá a observar tras el objetivo de nuestras cámaras, ávidas de pasado.
