Reflexionar sobre el primitivismo, la obra de Vautherin nos ubica en un tiempo ancestral. Su talla tosca, el hierro maleado a golpes, la ausencia de finura en su trabajo, no son un acto fallido. La ausencia de refinamiento es una declaración de principios que por momentos nos evoca el trabajo escultórico de Paul Gauguin.
Esta aproximación a la obra de Oscar Vautherin desde el Museo La Neomudejar, nace de una invitación formal a explorar una línea de artistas disidentes del contexto actual del arte. Oscar Vautherin posee un largo recorrido profesional, siempre a caballo entre sus lenguajes artísticos y la realidad que le ha tocado vivir. No podemos decir que el arte sea un aséptico retrete de oro, sin explorar otras maneras de transmitir disconformidades y reflexiones sobre lo que los artistas representan en el contexto actual. “El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos” decía Salvador Dalí, los...caminos para hacerlo, son del todo personales, pero en el caso de Vautherin, la variedad de soportes y formatos, le colocan en esa línea de artistas multidisciplinares con un sesgo claro de posicionamiento político en defensa de los derechos humanos.
Esta exposición recorre un espectro amplio de la obra producida en los últimos 20 años. La experiencia para el visitante, exige una complicidad y un recorrido histórico/social que probablemente es un territorio común, solo se necesita una pausa breve, respirar y tomar conciencia para adentrarnos en los márgenes. Este conjunto de obras plantean un recorrido emocional con las memorias de contextos y hechos sucedidos ante nuestros ojos, las pantallas de televisión o las páginas de los periódicos. Derivas de carácter humanista que Oscar Vautherin recicla, esculpe, suelda o compone para interpelarnos a la necesaria reflexión sobre lo que acontece, sea en las costas de nuestras playas, sea en la locura de la guerra, sea en la hambrunas y la emigración, la pandemia covid o la sobre explotación de recursos en el tercer mundo. La trayectoria del artista ha estado muy vinculada al compromiso social, la concienciación, la revisión del aquí, el ahora y la carencia de oportunidades para los más vulnerables, en una sociedad cada vez más deshumanizada y presa de la crueldad acentuada del capitalismo Vautherin nos coloca en un espejo de realidad y conciencia.
Con respecto a los materiales que utiliza, destacar una ambivalencia, el artista viaja de la madera al hierro en un ejercicio alquímico. La rudeza del hierro y la dulzura de la madera, un posicionamiento resiliente que se aleja de los gustos estéticos del mercado actual y profundiza con una serie de raíces africanas con las que Oscar Vautheri esta muy relacionado. Tiempo para lo imposible, brinda una oportunidad en estos tiempos COVID a reflexionar, repensar la sociedad y el mundo que habitamos, más allá de la historia que nos contamos a nosotros mismos.
El artista utiliza, como pretexto las temáticas sociales para ahondar desde una perspectiva reflexiva y bien medida, aquel punto de vista personal y subjetivo que le lleva a trabajar en el arte. La obra de Vautherin posee multiplicidad de capas y lecturas, algunas desde la estética, que ya definimos como tosca y brutal, en algunas obras, hasta la conceptual, terreno donde el artista hace un alarde de procesos temperados y ajustados que manifiestan un control exhaustivo sobre el tema a tratar. Por ello el engaño presente en su trabajo, pasa por acercarnos desde un primer impacto que en ocasiones sorprende y paraliza, a una segunda lectura que invita a acompañar el proceso mental del artista, en un viaje señalizado hacia la subjetividad con la que Oscar Vautherin examina el contexto y la realidad social de nuestros tiempos.
Francisco Brives
Imágenes de la Exposición
Óscar Vautherin, “Balones fuera”. Fotografía: Paloma Hiranda — Cortesía del Museo La Neomudéjar
Entrada actualizada el el 28 ene de 2021
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