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Thomas Nölle (Soest, Alemania, 1948) vive a caballo entre su país ... y España. Sus viajes le han llevado a entrar en contacto con diferentes culturas y a realizar una obra caracterizada, desde los inicios de su trayectoria a mediados de los setenta del siglo pasado, por su atención hacia los procesos de deterioro social en que se ven envueltos las minorías indígenas de nuestro planeta, a la vez que muestra una atención similar hacia los excesos del Primer Mundo. Algo que va de la mano ya que los excesos del Primer Mundo suelen nutrirse de la explotación y exterminio de los pueblos indígenas.

En su obra (que recorre todos los ámbitos de la plástica, desde la fotografía, a la instalación multimedia, pasando por el collage, el ensamblaje, la pintura, el dibujo, la electrografía o la escultura) siempre ha aparecido ese interés por reflejar lo que el progreso del Primer Mundo va devorando en su camino hacia el 'éxito', tanto a través de la denuncia de la desaparición paulatina de los pueblos indígenas como de los excesos que el derroche va dejando sobre nuestros territorios.

Una denuncia alrededor de la que gira esta exposición que se aleja del habitual sentido recreativo y proselitista que tienen los media para sumergirnos en una realidad que no vemos, oculta por la fascinación con que el aparato propagandístico nos presenta las cosas en nuestro día a día. Con esta exposición el autor espera sumergir al visitante en esa realidad que no se muestra, en la vida que queda a nuestras espaldas y que nos permite vivir como reyes de un mundo que agoniza.

El conjunto de la muestra es una reflexión sobre el empeoramiento de las condiciones de vida indígenas, porque su entorno natural (que debería ser comprendido como su marco de desarrollo y no como un coto) va en retroceso por la voracidad de un Primer Mundo que no quiere resistirse a la abundancia de sus materias primas.