Posiblemente las respuestas a nuestra pregunta no aniden en la literatura, quizás ni siquiera en el teatro, por muy ilustrativo que se presente, ni en las narraciones que se establecen únicamente desde la realidad. Suceden en la construcción de ficciones, de ilusiones que se relatan esperanzadas de encontrar muchos receptores. Cada una de estas respuestas, como márgenes que delimitan, que conforman, residen en fotografías, en dibujos, en sutiles relatos y composiciones redactados desde una, aparente, primera persona. Precisamente en ese instante de contestación, también de enunciado, sobresalen las más determinantes características que presenta la obra de Rebeca Menéndez: la inesperada dimensión de narrar, de ofrecerse para después recogerse, de destinar argumentos mínimos sobre una escena para volver sobre nuestra propia mirada y accionar nuevas cuestiones, tangenciales, tan inesperadas como necesarias. Porque presenciamos, vivimos, dentro de ámbitos que se relacionan con la memoria, fotografías de recuerdos ... actuales, casi inmediatos y trazos que perfilan figuras intemporales, pero tan reales, tan posibles, como cualquier relato social.

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Como una delicada cirujana, atenta al incidir sobre la piel, Rebeca Menéndez reflexiona sobre la propia existencia, sobre momentos que se diluyen entre referencias temporales, que perimetran aspectos fantásticos, imaginados. Siempre relatos tendidos de la memoria, de la tradición, relacionados con los cuentos, las historias populares, como queriendo explicarnos o adoctrinarnos sobre una determinada cuestión social.

(extracto del texto '¿nos identificamos?' realizado para el catálogo Rebeca Menéndez)