ALICIA CEBALLOS. Pinta rozando la tela, como la rozan los recuerdos de su pueblo natal. Su mirada, la de hoy, la de ayer, es el alimento con la que construye su hacer. Busca el silencio que da la pintura para hablarnos desde su interior. Su figuración no describe, no relata. A través de su pintura nos sorprende y nos emociona.
CRISTINA SIKORA. Ella nos lleva de la mano a contemplar su obra. Nuestros ojos recorren los senderos que nos propone, sin pérdida alguna. Diagonales que se entrecruzan violentamente, silencios de contención sobre texturas que nos envuelven, para dar paso al color en un universo que ella delimita. Ella conduce nuestros ojos para que abran la puerta, no sólo de un recorrido formal, sino en busca de la emoción, de la contemplación. Su pintura detiene nuestro andar, nos invita a salir del vértigo cotidiano, para que entremos en su poética y active,...lo mejor de nosotros, para que seamos capaces de abrir nuestros sentidos. Cristina nos entrega no sólo su estética, sino su ética a través de la pintura, en busca de ese otro, demostrando la capacidad de comunicación de la pintura.
EUGENIO TABOADA. Cualquier soporte: tela, cartón, papel, papel de carteles que arranca de las paredes de la ciudad, es bueno para su trabajo. Va componiendo desde ese instante. Cada trozo de papel cada gesto, cada color, se articula en una trama que da vida a sus espacios. La intensidad de su trazo va estructurando sus gritos y silencios. Eugenio compone, no puede dejar de hacer música, su otro oficio. Cada obra suya, nos obliga a contemplar, a oír, a disfrutar de la pintura pura.
Así, en tiempos en que el arte pareciera dar por agotado el lenguaje de la pintura, ALICIA, CRISTINA y EUGENIO, nos invitan a contemplar, a enamorarnos, a detenernos frente a la pintura, a la buena pintura.
JORGE ABOT / Curador
Entrada actualizada el el 11 oct de 2018
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