Los ochenta en el Perú fueron años de intensos conflictos sociales y políticos producto de la guerra subversiva iniciada en 1980 por Sendero Luminoso. Esta situación, y la respectiva contraofensiva gubernamental, propiciaron casos de represión, muerte y terror generalizado en todos los sectores del país, pero especialmente en las comunidades andinas e indígenas de la sierra sur. En respuesta a las imágenes de violencia extrema del conflicto armado interno, a la discriminación sexual y racial nace el Grupo Chaclacayo (1982-1994), conformado por los artistas peruanos Sergio Zevallos y Raúl Avellaneda, y el artista alemán Helmut Psotta, quienes a través de la fotografía y la performance desarrollaron un trabajo artístico visceral y provocador.

Parte de aquella obra conformada por un numeroso conjunto de dibujos, collages, partituras, fotografías y videos, muchos de ellos inéditos, es presentada por el Museo de Arte de Lima - MALI ... y el Centro Cultural de España en la exposición Un cuerpo ambulante. Sergio Zevallos en el Grupo Chaclacayo (1982-1994). Esta exhibición estará disponible al público del 16 de noviembre del 2013 al 23 de marzo del 2014 en el MALI y del 16 de noviembre del 2013 al 19 de enero del 2014 en el CCELima.

Curada por Miguel A. López, la exhibición muestra el trabajo de Sergio Zevallos como parte del Grupo Chaclacayo. En ese periodo, su obra se caracterizó por la fascinación y obsesiva exploración de la iconografía popular religiosa que el artista observa en las calles de Lima en los ochenta. Zevallos recolecta compulsivamente estas imágenes, que usa para dibujos, collages y acciones, las cuales exploran el legado histórico y la energía simbólica de una religiosidad vivida efusivamente por los sectores medios y populares del país. A través de su obra, el artista hace un comentario agudo sobre la fragilidad y mistificación del cuerpo en medio de un país en guerra, imaginando también otros modelos de comportamiento y de deseo. En sus obras cuestiona una idea de identidad nacional que considera castrante, e invierte los roles sexuales y de género, confrontando los distintos modos de autoritarismo político e ideológico.

'Esta exposición es el producto de una larga investigación de varios años que permite recuperar una amplia cantidad de material artístico y documental que echa nuevas luces para pensar los orígenes de la violencia en el Perú de los ochenta. El proyecto hace al espectador cuestionarse sobre la profunda actualidad de estas imágenes y materiales.', comenta López.

La exposición estará acompañada de un catálogo de 300 páginas con ensayos del curador Miguel A. López, de la socióloga chilena e investigadora teatral Fernanda Carvajal; de la filósofa, teórica del género y activista española Beatriz Preciado, así como una conversación con los artistas peruanos Alfredo Márquez, Frido Martin, Jaime Higa y Sergio Zevallos. Además contiene más de 400 imágenes, y una selección de textos y documentos históricos sobre el grupo, muchos de ellos inéditos. La publicación es posible gracias al auspicio de Foundation for Arts Initiatives (FfAI) y será presentada hacia el final de la exposición.

Sobre el Grupo Chaclacayo

El Grupo Chaclacayo decidió abandonar la escena del arte limeña desde sus inicios, mudándose en 1982 a una casa alejada en el distrito de Chaclacayo, con el fin de crear en entera libertad, sin las restricciones y condiciones de trabajo de la ciudad. En esos años el grupo produce una obra rabiosamente experimental, desde agresivas pinturas y esculturas hechas con desechos, hasta fotoperformances y acciones en espacios públicos registradas de forma precaria. En 1989, producto de la hostilidad social, las limitaciones económicas y porque uno de los integrantes era extranjero, el grupo decide abandonar el Perú, llevándose todas sus obras, registros y materiales a Alemania donde los artistas residen hasta hoy.

En noviembre de 1984 el MALI fue escenario de la primera y única exposición del grupo en Lima titulada Perú... Un Sueño, la cual fue auspiciada por el Goethe Institut. A pocas horas de la inauguración varias obras de Raúl Avellaneda y Sergio Zevallos fueron cubiertas con telas negras por algunas autoridades de la embajada alemana, para luego ser removidas por los propios asistentes a la muestra. Perú... Un Sueño presentó obras tempranas del grupo como dibujos, ensamblajes, instalaciones y series de fotografías de acciones, cuyos referentes eran estampas religiosas populares, álbumes familiares, gráfica callejera y recortes de prensa. Luego de aquella exposición - que recibiera también respuestas hostiles y agresivas por parte de algunos comentaristas en prensa- el Grupo Chaclacayo decide retirarse definitivamente de la escena artística local y trasladarse a Alemania, produciendo desde entonces un numeroso cuerpo de trabajo gráfico y performativo que nunca vería la luz pública en el Perú. En ese segundo momento el grupo produce nuevas series en fotografía a color, escenificando de modo aún más visceral los principales episodios de la violencia política pero también de la discriminación sexual y racial socialmente arraigada.

En enero de 1989, luego de su llegada a Alemania, el grupo organiza la exposición Imágenes de la Muerte. Perú o el fin del sueño europeo, que viaja entre 1989 y 1990 por diversas instituciones de Alemania (como el IFA Institut de Stuttgart, el Museo Bochum, el Badischer Kunstverein en Karlsruhe, y el Künstlerhaus Bethanien en Berlín). Entre 1990 y 1994 realizan una serie de performances públicas en festivales, museos y teatros que muestran las consecuencias de la II Guerra Mundial, el clima de dictadura y represión en América Latina, el racismo y la violencia sexual, la caída del comunismo en Europa, y la incursión armada de grupos subversivos en Perú. La recepción de la exposición se traduce en numerosos artículos publicados en medios europeos. Luego de la disolución del grupo en 1995 todas las obras han permanecido guardadas en distintas ciudades de Alemania, alejadas del circuito del arte hasta el día de hoy. Los fragmentos que retornan de Europa para esta exposición son así uno de los testimonios más sentidos y dramáticos de la violencia y del exterminio de los cuerpos en el Perú de los ochenta.