El artista Martí Anson (Mataró, 1967) propone una exposición en construcción, sin normas y sin explicaciones. El único punto de partida es romper con la linealidad cronológica y espacial para introducir el proceso creativo dentro de la sala, y cuanto más anónimo sea, mejor. De este modo, Anson sitúa al visitante en la práctica artística, que tiene lugar en una transformación constante e imprevisible mientras dura la exposición. De ahí el título, Una exposición verdadera porque cobra forma y sentido a medida que el tiempo avanza, como la vida misma. Y eso significa que no se puede mirar a distancia, solo se puede experimentar: en el tiempo y desde dentro. Entrar en ella es salir de la contemplación a la que nos tiene acostumbrados el museo (aquella posición cómoda para unos, aburrida para otros) y decidir si queremos participar de ese juego que va de la parodia a la herejía,...de la reflexión crítica a la acción. El artista y la institución son cuestionados, reafirmando así las palabras del fotógrafo Eugene Smith: «Yo no escribí las reglas, ¿por qué tendría que seguirlas?».
El artista Martí Anson suele jugar con la participación de otros artistas y la sorpresa del público, en la medida que plantea sus obras y exposiciones como construcciones, arquitecturas capaces de recibir otros lenguajes y afrontar resultados inesperados. Los dos ejemplos más recientes son: el Pavelló Català (Palais de Tokyo, París; Fundació Suñol, Barcelona; y Beaufort Biennial, Bélgica), una pequeña construcción arquitectónica que artistas y arquitectos utilizaban para sus obras y proyectos; y la Botiga de l’Anson (MACBA, Barcelona; y BE-PART Waregem, Bélgica), una tienda de muebles que acogía propuestas de otros artistas, fotógrafos, diseñadores y arquitectos.
Entrada actualizada el el 17 feb de 2021
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