Actualmente vivo y trabajo en Bilbao. Parece repetirse la misma situación por la que atravesó mi país hace más de una década, y observo hoy, perplejo, cómo, en este mundo globalizado, los países, las sociedades, los individuos y los objetos se desdibujan perdiendo sus señas de identidad, esas que los hacen únicos e irrepetibles.

Fabián Di Luciano

Sobre la obra de Fabián Di Luciano

Hallo spaceboy

Lo que en un tiempo fue cotidiano, familiar; lo que tu padre armó con la excusa del trabajo encubriendo su verdadera finalidad: la de la belleza; ese tesoro te buscó a ti, Fabián, para ser custodiado. Advirtió que a través del tiempo sabrías darle la forma necesaria para salvarlo del voraz olvido.

El nombre de este escrito suena caprichoso pero tiene una explicación: es el título de un tema de Bowie de esos que sonaban en tu librería de la calle Maipú hace ya muchos años. Era hermoso compartir la atmósfera que le dabas a la guarida de tus días. Eras, en cierta medida, un spaceboy: un chico del espacio. Del espacio íntimo y envolvente en el que tus fantasías constructivas comenzaron a desplegarse con la fuerza concentrada de esos objetos compañeros de tu infancia.

Hiciste de la repetición una virtud expresiva. Uno más uno más uno más uno... y llegamos al meollo de la síntesis, a la paradójica sorpresa de lo único formado por lo numeroso. Cada obra fue dictada por el secreto de su célula componente, y como buen hacedor, humilde y obediente, te limitaste a preservarlo sin perder el respeto por lo singular en pos de una totalidad aplastante: lo 'único', en tus obras, es el abrazo a lo irreemplazable de cada lápiz, de cada pluma, de cada regla de tu juego.

Laura Vacs

arquitecta, escritora y artista plástica,

Buenos Aires