Vicente Marín se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, aunque más allá de clásicas directrices, su obra sigue una línea de investigación hacia la abstracción y el surrealismo- a través de los volúmenes- mediante la utilización de distintos materiales como la piedra, la madera, el cartón, el papel, el cristal, el metal, etc. Materiales muchas veces adictivos, según nuestro autor.

Restos de procedencia industrial y de encuentro con la misma naturaleza, los cuales trabaja ensamblando y dando forma, consiguiendo crear un diálogo limpio y armónico entre sí entre los distintos elementos por una parte, y un lenguaje personal pero abierto a inacabables lecturas e interpretaciones entre obra-espectador, por otra.

Sus piezas escultóricas llaman la atención debido al tratamiento tan bien utilizado y mejor resuelto, capaz de adaptarse a cualquier tema y técnica; prueba de su versatilidad son sus incursiones en el campo de la imaginería religiosa ... en algunos pasos de nuestra Semana Santa Conquense. Un encargo tan lejano de su campo de actuación, sólo puede comprenderse considerando a su autor como a un espíritu metódico capaz de realizar un estudio laborioso que aúna tanto la intuición y la experiencia guiados por una profunda sensibilidad hacia la creación artística… y por esas cosas curiosas que tiene la genética.