A la luz de la era actual, ultramediada e hiperconectada, la política, que podría describirse de forma genérica como una serie de acciones diseñadas e implementadas para la gobernanza de un territorio y sus habitantes, también es definida por su carácter espectacular. Por ejemplo, al pronunciar discursos de forma pública, los políticos están rodeados por una parafernalia de elementos escultóricos –micrófonos de bases delgadas, pedestales con logos, sillas apilables, teleprompters– que contribuyen al universo que conforma el aspecto performativo de la política. La voz de sus oradores, las transformaciones a las que éstas son sometidas, y los gestos que realizan los políticos al dirigirse a sus audiencias, también forman parte de este gran repertorio. Viendo voces aborda a la política como una forma de experiencia vivida y corporeizada integrando performance, instalación y arte sonoro. El proyecto se concentra en las señales no verbales ejecutadas por los políticos al hablar públicamente...pues estos gestos, una forma de inscripción corporal, cargan consigo reglas no verbales que pueden ser leídas socialmente (cuestiones de clase, género y etnicidad) dado que están atravesadas por tensiones colectivas.
A raíz de la crisis de salud pública que ha marcado al mundo durante los últimos dos años, estas magnas escenificaciones se han visto interrumpidas y obligadas a desplegarse en contextos inesperados –estadios vacíos, oficinas de mobiliario anodino, transmision es autogestionadas o la sala de una casa–, revelando sus formas artificiosas y entorpeciendo su lógica teatralizada. Aún si líderes de distintas partes del mundo se empecinan en que la política continúe floreciendo bajo sus modos tradicionales, las interacciones públicas realizadas por líderes mujeres como Jacinda Ardern o Angela Merkel, quienes se dirigen a sus gobernados desde sus casas y asumiendo poses más casuales, han brindado una contraparte inspiradora. Sus discursos evitan referencias militares –en ellos no son enunciadas palabras relacionadas con “guerra” o “enemigos”–, su entonación es tranquila y contenida, y sus gestos muestran moderación más que grandilocuencia. El propósito de este proyecto es especular sobre nuevas formas de hacer y performar la política, situándolas en el cruce entre el ámbito público y la esfera privada, un espacio liminal generado por la pandemia.
Por ende, "Viendo voces" busca crear un lenguaje visual que se oponga al performance espectacular que caracteriza actualmente a la política, siguiendo a figuras como las ya mencionadas y tomando como fuente de inspiración los lenguajes no hablados de sujetos cuya agencia política es a menudo negada: las amas de casa –principalmente Jeanne Dielman, el personaje de Chantal Akerman cuya rígida coreografía de tareas domésticas colapsa progresivamente gracias a gestos “incorrectos” como ponerse el abrigo con el delantal debajo o saltarse un botón mientras cierra su bata mientras es abatida por la sociedad patriarcal en la que vive– y las comunidades sordomudas que, a través de la Seña, han desarrollado un lenguaje cinematográfico del lenguaje: sus movimientos están infundidos con una lógica espacial y temporal. ¿Cómo sería entonces una política corporeizada? Sin ofrecer respuestas concretas, Viendo voces esbozará, bailará y ficcionalizará escenarios posibles en la galería central del museo.
"Viendo voces" es una nueva iteración que da continuidad a la colaboración emprendida entre Fabiola Iza y María Isabel Arango desde 2016 que se interesa por el discurso político. Ésta se ha materializado bajo diferentes formatos y soportes y ha tenido salidas públicas en la Ciudad de México, París y Bogotá.
Entrada actualizada el el 17 feb de 2022
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
