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Desde siempre he disfrutado de la basura, lo viejo, lo roto. Y no me refiero a antigüedades ni a aprovechar una tostadora de la basura, si no a los desechos, a las tablas, a esas piezas de arte que nadie ha producido pero que están ahí, esperando a que alguien sepa apreciarlas.

Restos llenos de texturas, llenos de formas sugerentes y elaboradas con paciencia por el paso de los años.

Al igual que para introducirte de lleno en un cuento tienes que saber leer y luego jugar a imaginar, eso es lo mismo que hago yo con estas piezas, dejar que ellas me cuenten su cuento y yo solo tengo que rematarlo.

... 0cm 0cm 0pt">Esto va de reciclar y de cuentos, de ofrecer un final feliz a cada uno de esos restos olvidados por todos, de entender que no hace falta mucho para disfrutar, de valorar la imaginación de un cuento frente la playstation o una puerta olvidada y algún resto de pintura frente a una megainstalación que nadie entiende pero que costó millones.

Esto va de creerse los cuentos y de creerse que vivimos en un cuento por mucho que nos intenten convencer de lo contrario.