EDUARDO ROLDÁN por Francisco Umbral Hombre de corazón enamorado, hombre de alma herida a quien le tocan a media noche sus antepasados en la ventana. Ha puesto orden, casi conventual, en el caos sagrado y coloreado de su vieja biografía, que tanta luz metió en nuestras vidas y tanta locura en nuestras noches. Aquel estudio, Eduardo, que olía a amor y aguarrás. - Paco, que me tocan los muertos en la ventana. - Es la costumbre. - Paco, que han vuelto a tocarme los muertos en la ventana. - Pues contesta, coño.