Se trata de un políptico de cuatro imágenes independientes (85x60 cada una), cuya composición global, de gran tamaño, representa una plaza de toros española carente de público. Los colores principales, rojo y amarillo, hacen alusión a la sangre y el albero (arena), adquiriendo el coso vacío todo el protagonismo visual y conceptual. Por otra parte, la simplificación en colores planos saturados, persigue un efecto pictórico que aumente la expresividad del motivo original.