Mi trayectoria se vertebra, por un lado, alrededor de una concepción del arte como práctica relacional y orgánica y, por el otro, alrededor del arte como modo de comunicar, transgredir y habitar el mundo. Asimismo, me sitúo como artista/dinamizadora/catalizadora de experiencias, y también como artista/comunicadora/artivista. De este modo de habitar emergen diferentes prácticas artísticas. En primer lugar, articulo la cocina como proceso artístico relacional, y como detonante de la participación ciudadana en la vivencia de lo común, centrándonos en el arte como proceso orgánico, cotidiano, de contacto y de relación. En segundo lugar, me sitúo como visualizadora y relatora de historias, de conexiones, de modos de narrar y ver el mundo. En tercer lugar, transito como ilustradora capturando y cuestionando modos de habitar desde una perspectiva crítica y constructiva, tanto desde el arte urbano, la ilustración digital, el dibujo y la pintura.