Desde la profundidad del alma emergen visiones ancestrales, puras e intensas, viscerales. Cobran vida, convirtiéndose en escenas intimistas que conectan con las emociones del espectador y que no le dejan indiferente. Imágenes en las que se muestran múltiples realidades, pues no existe una única verdad, siendo el que contempla, el co-creador de la experiencia y uno de los artífices primigenios. Sus vivos colores iluminan conceptos, a veces impactantes, enraizados y espirituales, despertando la curiosidad y las ganas de salir al mundo a descubrirlos, con la frescura y la alegría inocente de un/a niño/a. Otras veces, representan figuras tiernas, femeninas y reconfortantes, con una energía capaz de evadirte hacia un lugar mágico, lleno de calma, paz y libertad. RAR.