El empresario argentino Alejandro Ikonicoff es uno de esos coleccionistas autodidactas, cuyo aprendizaje se lo debe, en gran medida "a sus amigos artistas", pero, sobre todo, al "puro amor al arte", que es lo que verdaderamente le moviliza desde que comenzase a principios de este siglo, "tratando de colaborar desde la producción de muestras de artistas emergentes, contemporáneos a él, en interés y momento creativo, a cambio de recibir obras de estos artistas", como reconoce.

Esta tipologia de coleccionista-productor, que ayuda en la producción económicamente o buscando materiales al artista, es algo cada vez más común, pero, en el caso concreto de la Argentina, como nos hace saber Ikonicoff, parece que atiende más al dicho " hacer de la necesidad virtud", ya que "en la Argentina no sobran recursos y el mercado es emergente, eso hace que los artistas no cuenten con muchos fondos ni herramientas para su desarrollo desde lo económico y pocos coleccionistas a quien recurrir", sentencia quien es un claro ejemplo de ello.

Además, para fortalecer el prolífero mercado artístico argentino, Alejandro y otros muchos de sus colegas coleccionistas se propusieron hace tiempo armar esquemas de clínicas o workshops en todo el país, junto a arteBA, a la que considera "es nuestra mejor institución privada por antonomasia".

Rezuma amor incondicional por el arte de su país, no solo a través de su confesa pasión por dicha feria, una de las pocas que suele visitar, ya que prefiere ir a bienales, también a través del apoyo incondicional que viene manteniendo desde sus comienzos en el arte con las galerías argentinas de arte contemporáneo.

Unas galerías que "hacen un gran esfuerzo y trabajo por fomentar nuestro arte pero nuestro mercado todavía no llega representar en compras el nivel ni el valor artístico de los trabajos de nuestros artistas, pero con el devenir del tiempo, tanto nuestro mercado como el internacional descubrirán que no hay como nuestro arte", según subraya Alejandro, quien avisa de que con suerte, gracias a la propuesta de la próxima ARCOmadrid 2017, donde Argentina es el país invitado oficial, los españoles y todos aquellos que la visiten lo podrán descubrir.

Alejandro Ikonicoff es uno de los 100 Activos Coleccionistas de Arte Latinoamericano incluidos en un amplio informe, que será presentado, el próximo viernes día 24 de febrero, en la Sala Fundación ARCO de la feria madrileña, en un acto en el que también contaremos con una interesante conversación entre el también argentino e igualmente filántropo Ariel Aisiks, Fundador y CEO del Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), y el español Gabriel Pérez-Barreiro, Director y Curador-Jefe de la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC) y próximo curador general de la 33ª Bienal de São Paulo.

Su entrevista completa, que puede leer a continuación, aumenta la serie de las mantenidas con los también reconocidos coleccionistas latinoamericanos Luis Gutiérrez (Puerto Rico), Juan Yarur (Chile), Alberto Rebaza T. (Perú), Andrés Blaisten (México), Aldo Rubino (Argentina), Dani Levinas (Argentina), Eduardo Hochschild (Perú), Guillermo Ruberto (Argentina), Aníbal Jozami (Argentina) y Luis Benshimol (Venezuela).

ARTEINFORMADO (AI): ¿Cómo empezó su colección de arte? ¿Cuál fue su primera adquisición? ¿Han evolucionado sus gustos? 

Alejandro Ikonicoff (AIK): Mi interés, desde finales de los años 90, estaba basado en la producción. Me interesaba el proceso creativo y estar relacionado con todo lo que una obra de arte podía generar, por supuesto, que en diferentes lenguajes.

De ahí, en mas, fui relacionándome con todo lo que sucedía en la argentina de principios de siglo, tratando de colaborar desde la producción de muestras de artistas emergentes, contemporáneos a mí, en interés y momento creativo.

A cambio de la producción con la que podían contar, tanto económica como en la búsqueda de materiales, recibía obras que los artistas mostraban en diferentes espacios de ese momento de nuestro medio.

Después con el correr de los años centré mi interés en un determinado grupo de artistas de esa década (años 2000), de un criterio artístico y estético determinado, tratando de armar un pequeño registro en obras de lo sucedido en esos años en nuestro arte .AI: ¿Ha contado o cuenta con asesoramiento?

AIK: Mas que nada, mi aprendizaje se lo debo a mis amigos artistas, el haber compartido largas jornadas de charlas y baile, hizo el todo de mi devenir en el arte. Soy autodidacta y mi motor es el puro amor al arte que a todos nos moviliza.

El esquema sigue siendo similar y con el paso del tiempo, muchos de mis colegas coleccionistas, nos propusimos armar esquemas de clínicas o workshops en todo nuestro país, junto a arteBA (que es nuestra mejor institución por antonomasia), para fortalecer nuestro medio y prolífero mercado artístico.

AI: ¿Cuáles son sus ferias, galerías?

AIK: No suelo ir a ferias, me interesan las bienales sobretodo. Las galerías con las que me involucro son argentinas de arte contemporáneo de los años 90 y los 2000.AI: ¿Cuáles son las piezas más potentes de su colección? ¿Cuáles son sus artistas fundamentales? ¿Podría definirnos las líneas fuerza de su colección?

AIK: Por suerte, con el recorrer del tiempo (ya casi 20 años de trayectoria en el arte), pude encontrarme con artistas y piezas que son fundacionales en mi colección. tengo obras de artistas de mi generación, como Diego Bianchi, Eduardo Navarro, Fernanda Laguna, Luciana Lamothe, Max Gómez Canle, Gaston Pérsico, etc, cuento con obras de mas de 40 artistas, todos de la generación del 2000 de arte argentino.

Dentro de un marco histórico, en la generación de los 2000, tras la gran crisis económica y política de nuestro país se instaló un tipo de estética trash, un poco punk, tomando objetos cotidianos o de bajo coste, para desarrollar obras instalativas o pictóricas de gran calidad artística.

Tomando como referencia histórica a movimientos o artistas pasados de los 60 como en el Instituto Di Tella (Buenos Aires), con Roberto Jacoby o Perlonguer, que nos dejaron determinadas características identitarias, q fueron generando una estética particular representativa en esta nueva época del arte argentino.

Una de las obras que mas moviliza a la gente que no esta muy relacionada al arte y viene a mi casa, es una obra de Diego Bianchi, que son 3 trapos rejilla amarillos en diferente estadio, el primero nuevo, el segundo un poco usado y el tercero ya muy gastado. Esta obra genera gran conflicto (el clasiquísimo de saber si es una obra de arte o no) y esa interpelación al espectador hace que siempre sea muy recordada entre mis allegados.AI: ¿Sigue realizando compras actualmente? ¿Qué nombres le interesan ahora?

AIK: Sigo con un esquema similar de producción, en la Argentina no sobran recursos y el mercado es emergente, eso hace que los artistas no cuenten con muchos fondos ni herramientas para su desarrollo desde lo económico y pocos coleccionistas a quien recurrir.

Las galerías hacen un gran esfuerzo y trabajo por fomentar nuestro arte pero nuestro mercado no llega representar el nivel ni el valor artístico de los trabajos de nuestros artistas, pero con el devenir del tiempo, tanto nuestro mercado como el internacional descubrirán que no hay como nuestro arte. Que la esencia con la que los artistas trabajan esta intacta, con gran exigencia de sus pares, que nos da características diferenciadas a artistas de otros paises de las mismas generaciones.

Hay algo muy particular que sucede en Argentina, un tipo de identidad única que, con suerte, podrán descubrir gracias a esta propuesta de ARCOmadrid. Tenemos una gran oportunidad de mostrar nuestros mejores exponentes tanto en lo artístico como en ejes curatoriales. Que seguro les va a sorprender. El arte en Argentina, en todos sus lenguajes, es esencial en nuestra subsistencia tanto en lo emocional como en lo intelectual.

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