Dentro del proyecto informativo colaborativo de reflexión sobre el futuro del arte y nuestra sociedad (#pensandoelfuturo/#pensandonofuturo), nacido en plena lucha contra la crisis del coronavirus, presentamos esta nueva entrevista con Alfonso de la Torre, teórico, crítico de arte y curador independiente, especialista en arte español contemporáneo, y que, como el resto publicadas y/o por publicar, ARTEINFORMADO ofrece en abierto para que sigamos "todxs en casa pero todxs bien informadxs":

ARTEINFORMADO (AI): En estos momentos de incertidumbre, ¿qué mensaje de ánimo y de confianza le gustaría trasladar a todos los operadores y actores del mundo del arte?

Alfonso de la Torre (ADLT): La primera palabra, desde la incertidumbre y el aislamiento, dolor y pesar de los noticiarios, debe comenzar con nuestro afecto para quienes han padecido pérdidas, o padecen la enfermedad. De otra parte, ahora saludo al mundo del arte, compartimos intereses comunes y padecemos a veces similares zozobras. Vaya pues, ese mensaje de ánimo para el sistema artístico, deseo de crecimiento de la generosidad y la colaboración pues, como señalo siempre, el verdadero conocimiento es, debe ser, democrático. Así pues, Haut des coeurs!, como decía hace poco una galería francesa amiga. Los profesionales del sistema del arte estamos acostumbrados, forma parte de nuestro oficio, a desarrollos imaginativos y a la apertura de miras, ahora va a ser más necesario que nunca, al menos en los primeros meses que sigan a este caos.

Por otro lado, desde que me hicisteis esa pregunta pensé en esta respuesta, que ahora sigo pensando: los momentos críticos de la historia de la humanidad con frecuencia han ido unidos a desarrollos extraordinarios de las artes. En 1914, a la par que surgían los primeros ensamblajes abstractos, se cavaban las trincheras. A la sombra del bramido de los cañones, viendo el mundo saltar a sus pies, en pedazos, surgía el cine abstracto, la poesía fonética, el neoplasticismo o el rigor del constructivismo, eran la extraordinaria respuesta del arte a los tiempos de zozobra. En la postguerra de la segunda guerra mundial surgió el expresionismo abstracto, con sus conocidas diferencias pero en extensión planetaria, el informalismo o derivas geométricas y cinéticas. 

AI: ¿Cómo cree que va a cambiar el sistema del arte, en general, y el trabajo de curaduría, en particular, a partir de ahora, en lo referente a conceptualización de proyectos, relaciones con otros profesionales y/o organizaciones y estrategia de comunicación? ¿Toca reinventarse?

ADLT: Comencemos por señalar que los profesionales del sistema del arte hemos trabajado siempre en soledad. Quiero decir, el arte, la escritura, la curadoría, el pensamiento, han surgido siempre desde el encierro. Creación desde un cierto exilio del mundo, siempre fuimos forasteros, por eso muchos de nosotros hemos podido seguir trabajando en este tiempo, ha sido posible continuar la reflexión en el (nuevo) encierro. He proseguido concluyendo textos que estaban en fase de desarrollo, proyectos de ejecución en los próximos meses, a la par que me he interesado por el estado personal de artistas (en especial los más mayores), colegas e instituciones, difundiendo aquel mensaje de ánimo por el que comencé. Compartir el pesar es, de alguna forma, exorcizarlo. Nuestro alimento, además, es el estudio y la lectura, actividades que pueden proseguir, si cabe, con más ahínco. Evoquemos a Hölderlin, en la torre de Tubinga, a Morandi encerrado en Via Fondazza, a Palazuelo encerrado casi veinte años en el 13 de la rue Saint-Jacques, el encierro con Chillida en Villaines-sous-bois. Pensemos en los estudios solitarios, el elogio de las habitaciones de tiempos suspendidos, pintadas por Rembrandt, Vermeer, Friedrich o Hopper. El encierro es nuestro groundwork, que diría Paul Auster, nuestra pista de despegue. Mas no olvidemos, las calles se abrirán nuevamente y deberemos estar preparados, más que nunca, para que el arte y la cultura, eso que decía Eliot permiten que la vida valga más, vuelva a ocupar los espacios expositivos y la reflexión. Mas tampoco olvidemos, volveremos a la brisa, a las calles y a sentir los árboles, habiendo algo que no cambiará: cruzaremos quizás el mundo entre el ruido que, no dudemos, volverá a crecer, traspasaremos el umbral del museo y seremos un contemplador, una contempladora, situados frente a un hermoso cuadro, en una experiencia renovada e irrepetible. Así ha sido, así será. Las bolsas de silencio rothkianas nos permitieron siempre crecer.

AI: ¿Piensa ahora que debería acometer una nueva fas e online para visibilizar y difundir más y mejor tus proyectos? Si, es así, ¿qué medidas baraja implementar de cara al futuro en su nueva estrategia digital y que no venía ejecutando?  

ADLT: Siempre he considerado que la mejor forma de difundir o visibilizar los proyectos es extremar la calidad de los mismos, y aquello de Pound, hazlo nuevo, mira el mundo desde otra óptica que no sea la transitada, lee lo escrito sobre lo que haces y apártalo. Si una exposición, una monografía o una conferencia, son realizados con profesionalidad y mimo, la difusión se hace por sí misma. De igual manera que un proyecto banal, muy difundido, no sirve -a la larga- para nada. Siempre he procurado mantener una buena relación con colegas y estructuras museísticas internacionales, creo es importante para lo que llamaremos el caso español. Que nuestros proyectos sean conocidos allende, pues hemos de saber que nuestro quehacer, si se da a conocer, es muy considerado internacionalmente. 

Conservo buena relación con lo digital, es conocido que un equipo de trabajo ha construido un archivo web de mis textos, catálogos y exposiciones (www.delatorrealfonso.com), ello permite que el acceso siga siendo posible. Además de textos en esa web hay un archivo audiovisual en el que se ha trabajado desde hace cuatro años vinculado a diversos proyectos. De alguna forma es un reservorio que permite, on line, conocer una forma de mirar el análisis crítico y que comparto con los demás. Señalaré también que mantengo un perfil oficial de Twitter (@torrevidal) y algunos otros perfiles privados, por lo que accedo con frecuencia a los contenidos digitales. Pero no nos perdamos en la espesura del bosque, que diría Heidegger, lo importante es hallar, cada uno, entre los árboles el claro.